Jueves 12 de agosto, 2004. San José, Costa Rica.



 

Perspectivas

La "corrida"

Edgar Fonseca

Ante la emergencia vivida en las últimas horas por el BAC San José, conviene destacar actuaciones fundamentales que contribuyen a amortiguar la histeria en que entraron centenares de sus clientes.

Conviene, también, reflexionar sobre la vulnerabilidad de un sistema en el que, recientes casos, se conocen hasta que estallan y hacen entrar a más de uno en suspicacia. Como decía una viejecita ayer a la salida de una de las agencias: "Todo parece muy bien pero ... uno no sabe". Se reía, con la ironía propia de su madurez y, ni a palos, soltaba una carterita atrapada bajo su axila izquierda.

Vamos a lo prometido.

La reacción del gerente general del banco, señor Gerardo Corrales, fue directa y abierta. Dicen los entendidos que las primeras horas de atención a casos de estos son cruciales. Y de la firmeza, coherencia, franqueza, sinceridad y transparencia con que se asuman dependerá, en buena medida, el comportamiento de los interesados o afectados.

El señor Corrales se ha mostrado claro, directo y explícito. "Esto, me decía un taxista la mañana de ayer, me da confianza". Y, si hay una actividad en la que la confianza le es intrínseca, es la bancaria.

Creo, entonces, que el máximo representante visible de dicho grupo reaccionó como debía, forzado por la emergencia, pero con respeto a sus clientes y al sistema bancario nacional.

Otra reacción clave, estimo, ha sido, al menos en esta coyuntura, la de las autoridades del ramo. Don Francisco de Paula Gutiérrez desde el Banco Central, don Alberto Dent en Hacienda y los responsables de la supervisión de entidades financieras, coincidieron en bendecir y avalar al banco. Confiamos en sus palabras y comprendemos que, esencialmente, intentan aplacar un efecto cascada en una actividad sensible, vital para la economía del país.

Pero el "pánico" de las últimas horas no es fortuito. El destape de la Fischell, el caso del Elca, y de otros banquitos de papel y puestos de bolsa y el terremoto con los fondos de inversión, tienen a más de uno con los pelos de punta. Al menor rumor o sospecha desatan estampidas, como vimos la tarde y noche del martes y aún la mañana de ayer, para vaciar agencias bancarias aun a riesgo de asaltos.

¿Cuánta responsabilidad tienen las autoridades en no neutralizar, en no denunciar públicamente a tiempo, esos maridajes financieros, esos maquillajes, estos potenciales fraudes a centenares y miles de inversionistas y ahorrantes?

Por el bien del país, ojalá se esclarezca en todos sus extremos el presente incidente pero que deja lecciones imborrables, no hay duda.

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