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Perspectivas
Un paro irresponsable Edgar Fonseca
Hoy, estimados lectores, una mancuerna de grupos gremiales, en la que destacan taxistas y transportistas opuestos a la revisión técnica de vehículos, tratará de sembrar caos en las calles del país.
Seudoagricultores, burócratas, agitadores universitarios de turno y, ¡válgame Dios!, hasta coyotes motociclistas se juntan en este maridaje de camarillas.
Se trata de grupos que, en su mayoría, fracasaron estrepitosamente hace un año en sus llamados a parar el país en contra de la negociación del TLC. Por eso hoy esconden esa coletilla.
Montan su convocatoria, entonces, en satanizar la revisión técnica vehicular, necesitada, debida y cumplida por todos los ciudadanos, como corresponde a un estado de derecho. Vaya usted a saber en defensa de qué negociazos andan estas gentes.
Montan su convocatoria en chantajear con el costo de la vida, como si el país pudiera esperar de ellos una respuesta realista, seria, a la dificultosa situación que atraviesan, sobre todo, las familias más limitadas en ingresos y recursos.
Estos grupúsculos tratarán de impedirnos a los costarricenses ejercer hoy derechos básicos. El del libre tránsito es el que tienen en la mira. Tratarán de impedirnos que nos movilicemos a nuestros sitios de trabajo, a las instituciones de servicio público, a los centros de estudio o de salud.
Atascando las calles, tratarán de incidir, en fin, en nuestra actividad productiva, pública y privada.
Este llamado es una muestra más de la intolerancia, de la tozudez, del desprecio por el ordenamiento por parte de algunos individuos y grupos, representantes ilegítimos de voluntades mayoritarias.
Confiamos en la madurez de nuestra ciudadanía. Confiamos en la responsabilidad de los sectores más sensatos para impedir que esta convocatoria cumpla su objetivo.
Y confiamos en que el Gobierno, lamentablemente sin firme derrotero, imponga orden frente a este nuevo atropello a los ciudadanos y al país.
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