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Felices Luis Grass Rodríguez, su esposa Isidora Hernández y el hijo de ambos, de 5 años, arribaron ayer, a las 12:59 p.m., al Aeropuerto Juan Santamaría. Deberán esperar, junto a otros 17 cubanos, la decisión sobre su situación. José Rivera/Al Día
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Alejados por fin del infierno
20 cubanos piden refugio aquí Álvaro SÁNCHEZ CÓRDOBA alvarosanchez@aldia.co.cr
En dos oportunidades su sueño de ser libre se desvaneció. Las ganas de escapar del régimen de Fidel Castro –no de Cuba, como él dice– lo llevaron a utilizar su ingenio al máximo.
Luis Grass Rodríguez construyó el “carro anfibio” con el que atravesó 90 millas del Caribe, desde Cuba hasta la costa de La Florida, en Estados Unidos.
Poco le faltó –el 16 de julio del 2003 y el 3 de febrero del 2004– para que él y su familia respiraran libertad. Fueron sorprendidos por
guardacostas estadounidenses y enviados a la base naval de Guantánamo, en Cuba, tras su segundo intento. “Yo diseñé el carro, el invento es mío. Señores, mi familia y yo queramos un futuro, queremos libertad y uno hace lo que sea para salir de ese lugar”, dijo Grass ayer, a la 1:35 p.m., minutos después de ingresar al Aeropuerto Juan Santamaría, procedente de la base de Guantánamo, donde estuvo por casi diez meses junto a su esposa Isidora Hernández y su hijo –quien no quiso identificar– de 5 años.
Este cubano construyó una balsa partir de un vehículo Buick modelo 1959 y en septiembre pasado participó en una huelga de hambre junto a otros para presionar a los Estados Unidos para que se tomara una decisión sobre su
situación.
“Este es un país maravilloso al que le damos gracias por aceptarnos. Nosotros vamos a trabajar para el bien de los costarricenses”, añadió Grass. Piden refugioGrass arribó ayer junto a otros 19 cubanos –un médico anestesista, mecánicos, expertos en turismo– al Aeropuerto Internacional Juan Santamaría. Llegaron en dos grupos, en vuelos privados.
El primero aterrizó en la pista del Juan Santamaría a las 12:59 p.m. y el segundo a la 1:40 p.m.
La mayoría de estos cubanos han estado cerca de 16 meses en Guantánamo, tras ser devueltos de la costa de La Florida al intentar llegar a territorio de los Estados Unidos ilegalmente.
Una comisión del Ministerio de Seguridad viajó a Guantánamo en julio, donde entrevistó a los solicitantes, quienes fueron elegidos según su grado académico, archivo policial y condiciones psicológicas, explicó Flor Arce, subdirectora de Migración.
Los trámites para viajar a nuestro país comenzaron desde el 14 de junio anterior, a solicitud de muchos de ellos. Estos cubanos fueron retenidos en la base de Guantánamo, pues al huir de Cuba no podían ser devueltos al régimen de Castro, ya que podrían ser víctimas de represalias. Asimismo, en Estados Unidos no tenían oportunidad de optar por residencia, pues fueron sorprendidos ingresando de manera ilegal y eso les impide solicitar la residencia.
Funcionarios de la Organización Interamericana de Migraciones (OIT) y de la Embajada Americana velarán por ellos mientras ingresan al mercado laboral.
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Un mejor futuro Belsy Cabrera Herrera aseguró ayer, a la 1:55 p.m., que espera un mejor futuro en Costa Rica. José Rivera/Al Día
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“Estuvimos a punto de morir”
La alegría se reflejaba en su rostro. Por fin podía decir lo que quería, podía caminar de un lado a otro sin temor.
Belsy Cabrera Herrera fue una de las cuatro cubanas que ingresó ayer a nuestro país en busca de refugio.
“Intenté llegar una vez a Florida. El mar es muy bravo, casi morimos. Los guardacostas de los Estados Unidos nos salvaron la vida, estuvimos a punto de morir”, relató Cabrera ayer, a la 1:55 p.m., en Base 2 del Aeropuerto Juan Santamaría. Asegura que estar en Costa Rica es un alivio para todos y aunque deja familia en la isla cree que su futuro mejorará.
“Esperamos encontrar trabajo y dar un buen ejemplo. Queremos un buen futuro para nuestros hijos, deseamos ser felices por fin”, añadió.
Sergio Pérez es un anestesista. Él también llegó a ayer en busca de refugio en nuestro país.
“Yo lo único que puede pedir es que ojalá nos acepten en este país. Son muchas las penurias que hemos vivido en el nuestro”, dijo.
Él nunca intentó llegar a los Estados Unidos, pero estuvo recluido en la base estadounidense de Guantánamo por casi nueve meses para evitar represalias del régimen de Fidel Castro.
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