|
Perspectivas
Ágiles Mónica Gómez Robleto
A diferencia de lo que usualmente ocurre en la Asamblea Legislativa, la noche del martes hubo quórum en el recinto del plenario legislativo y, por unanimidad, los diputados presentes se aprobaron un extenso receso de fin y principio de año, que consta de módicos 38 días.
Hay esperanza, pues los legisladores, cuando quieren, pueden ponerse de acuerdo y votar diáfanamente. Pero, eso sí, las iniciativa de su interés.
Mientras la mayoría de trabajadores laboran 12 meses para disfrutar igual número de vacaciones, los próceres de la patria podrán disfrutar de 20 días hábiles de descanso y 38 días naturales de vacaciones, si la cuenta se inicia a partir del mediodía del viernes 17 de diciembre y el retorno se tiene previsto el jueves 20 de enero.
Los legisladores, de lunes a jueves, sesionan en plenario, si hay quórum, y asisten a comisiones especiales y permanentes. Los viernes, si tienen asuntos que atender, se presentan al Congreso medio día.
Ellos se marchan a un receso prolongado con la satisfacción de haber dejado hecha la tarea o de que está adelantada. Sin temor a equivocarme, ésta ha sido una de las legislaturas más improductivas del pasado reciente.
Llevan más de tres meses sin abordar la anulación del nombramiento del contralor, Alex Solís. Hay seis informes sobre el futuro del polémico funcionario, que se aferra al puesto, pese a su descrédito ante la gente, y que le fue mostrado en la marcha cívica de lucha contra la corrupción.
La respuesta de los legisladores ha sido su incapacidad de alcanzar un acuerdo o fórmula de análisis. ¿Cuánto tiempo más necesitarán para ello? El pasado 2 de diciembre, un grupo de diputados, afines a Solís, presentó un recurso de amparo a la Sala Constitucional para que la votación sobre este tema sea secreta.
El ejemplo que ofrecen los legisladores al país es pésimo, contrario al que nos dio un grupo de estudiantes de la Escuela Alto Guaymí, que el miércoles presentaron su examen de matemática, luego de levantarse en la madrugada, batir barro en la montaña y cruzar un río para llegar a su centro educativo.
Tesón y empeño para sacar la tarea, a pesar de la adversidad, fue la lección que nos dieron estos jóvenes estudiantes.
|
