Sábado 10 de enero, 2004. San José, Costa Rica.



 

Manuel “Puro” Ruiz Rodríguez es uno de los más destacados en el arte de herrar caballos. Su trabajo es reconocido en toda la Zona Norte.

“Puro”, el artista

Álvaro SÁNCHEZ / Al Día

Ciudad Quesada.- Es uno de los herreros más reconocidos de la región. Prueba de ello es que tiene 29 años de hacerlo y más de mil caballos herrados por año.

Manuel Ruiz Rodríguez, conocido como “Puro”, ama su trabajo, pues los caballos son su pasión.

“Herrar un caballo es todo un arte, ya que es difícil según el caballo. Siempre me gustaron mucho los caballos. Por eso me inicié en este trabajo”, aseguró.

Fue en 1975, comenta Manuel, que surgió su interés por herrar caballos. En ese momento se lo comentó a su padre. “Yo aprendí sólo, pero también tomé muy en cuenta los consejos de las personas que saben más, así uno mejora la técnica. Lo más importante de las herraduras es mantener la salud de los caballos, ya que la herradura impide que se le gasten los cascos y sufran molestias producto del contacto con el suelo”, explicó Manuel, quien nació en Heredia, pero se trasladó desde muy joven a Venecia de San Carlos.

Este hombre de 42 años, esposo y padre de tres menores, actualmente se dedica también a montar caballos para domarlos.

Cosas del oficio

Producto del trabajo peligroso de herrar caballos, “Puro” ya se ha llevado varios sustos en su carrera.

“En una oportunidad, un caballo me dobló por completo la rodilla y en otra ocasión uno me dejó ir una patada y me hizo empujado”, narró Manuel.

Para “Puro”, hay caballos muy mañosos que le hacen el trabajo más difícil. Sin embargo, siempre logra su objetivo. “Los caballos son inteligentes y ya saben a lo que van. Por eso, hay que tener el toque para no hacerles daño y que la herradura les quede bien colocada”, añadió.

Producto del trabajo arduo en el difícil arte de herrar caballos, el cuerpo de “Puro” sufre las consecuencias.

“Me duele un poco la espalda. Ahora ya casi no trabajo en eso, más bien, monto caballos a domicilio para domarlos”, agregó. Las herraduras sirven como una especie de zapatos para los caballos y les permiten mantenerse sanos y no gastar sus cascos, por el constante roce con el suelo.

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