Viernes 16 de enero, 2004. San José, Costa Rica.



 

Perspectivas

Magally Batista
María del Milagro

María del Milagro, mi dulce niña, no tienes ni un mes de nacida y simbolizas la lucha y la esperanza, pues superaste los golpes y el abandono con la fuerza de la inocencia y la bondad de Dios.

Te aferraste a la vida, pese a tu frágil cuerpecito y a la falta de un pecho que te alimentara.

El país está feliz de saber que venciste la irresponsabilidad humana y nos alientas hoy la fe. Más de 100 solicitudes de adopción y el amor de un pueblo te responden. Una vida nueva te espera.

Ese 4 de enero en que un niño te encontró en una bolsa plástica, en Valle Azul de San Ramón, donde te hallabas desde hacía dos días, es una fecha para reflexionar.

Tú, con pocos días de nacida, superaste el frío y el hambre. Con apoyo médico, ganaste la batalla y pudiste salir del hospital para que, mientras te adoptan, gente buena te cuide y críe.

Tienes, María del Milagro, la posibilidad de crecer, estudiar y trabajar, gracias a personas comprometidas con tu bienestar. Muchos adultos deben aprender de tu fuerza para no dejarse vencer por la adversidad y levantarse.

Cuando vemos las condiciones en que tú sobreviviste, no entendemos la cobardía de algunos hombres y mujeres para asumir responsabilidades y enfrentar las dificultades.

Nos alegra que pronto reirás y, luego, mostrarás tus dientes de leche y caminarás hacia un mundo mejor, en que seas una mujer de provecho que recuerde cómo, desde recién nacida, no sucumbiste ante el desamparo y motivaste a muchos a darse una nueva oportunidad.

Niña milagro, tú representas a esos pequeños que necesitan de nosotros para crecer seguros y sonrientes, protegidos del riesgo de abuso y maltrato, y de la violencia y el desamor.

Todos debemos luchar sin descanso contra los depredadores de nuestro futuro, que son los niños.

Las cifras son desgarradoras: en el 2003 se registraron seis casos diarios de menores atendidos en el Hospital Nacional de Niños con serias lesiones físicas, y cinco bebés fallecidos por fuertes socollones. Además, 26.780 pequeños fueron agredidos.

Hagamos que nuestros niños vivan con dignidad y rodeados de cariño. Miren a sus hijos. ¡Qué felices son de verlos sonreír! ¿Por qué no ayudar a que otros pequeños tengan una vida mejor?

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