Viernes 16 de enero, 2004. San José, Costa Rica.



 

OIJ no descarta homicidio

Mildred MARÍN, corresponsal y Gilda GONZÁLEZ / Al Día

San Ramón. Los agentes del OIJ que investigan la muerte del niño Omar Josué Vargas Valle, de 2 años y 11 meses, no descartan aún que se trate de un homicidio, a pesar de que el informe de la Medicatura Forense señala que murió por asfixia.

Las dudas permanecen en las autoridades policiales, a raíz de que después de inspeccionada la zona, determinaran que para que el niño cayera a la poza donde apareció, tendría que haber resbalado por una pendiente de 100 metros.

No obstante, el cuerpo del menor nicaragüense no presentaba ninguna lesión como seña de haber caído desde esa altura en medio del zacate y la tierra.

Como parte de las pesquisas, los agentes regresaron el miércoles a la zona donde rastrearon un espacio de nueve hectáreas, a fin de encontrar algún rastro que los lleve a descubrir qué fue lo que pasó con el pequeño.

El rastreo se prolongó por seis horas.

El día del hecho había mucho viento por lo que el menor también pudo haber sido empujado hasta el fondo del precipicio.

“Es muy prematuro decir lo que pasó. Seguimos investigando para obtener más elementos que nos ayuden con la investigación”, dijo un agente policial.

La policía considera que si el menor llegó ahí extraviado, tuvo que haber dejado alguna pisada o rastro de pisada.

Ayer, las autoridades iban a entrevistar a una persona que, al parecer, caminó por el sitio y pudo haber sido seguido por el pequeño.

La idea es conocer si este hombre, cuya identidad no trascendió, vio al pequeño en alguna parte.

“Es muy difícil que el niño llegara solo a esa zona porque es muy alejada y de terreno irregular y quebradizo”, insistió una fuente ligada al caso.

Los agentes van a seguir visitando la zona estos días, a fin de encontrar algún elemento que le de algún aporte al trabajo policial.

El cuerpo del menor Vargas fue hallado el lunes anterior, a las 10:05 a.m. en el fondo de la poza Quebrada Honda, en Piedades Sur de San Ramón, después de 20 horas de desaparecido.

El niño estaba con sus padres mientras cogían café, regresó a la casa a dejar una ardilla muerta y se devolvió al cafetal a reunirse con sus padres, lo que nunca ocurrió.

 

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