Sábado 24 de enero, 2004. San José, Costa Rica.



 

Desde su humilde vivienda en Naranjo, don Elí Morales talla la madera para fabricar guitarras, laúdes, violines y bangios, instrumentos que son muy apetecidos entre los naranjeños.

Apasionado de la música

Carlos SALAZAR, corresponsal / Al Día

Naranjo.- Enamorado de la música, constructor de guitarras, laúdes, violines y bangios, don Elí Morales, de 85 años, repara y fabrica a mano esos instrumentos, en una humilde vivienda en Naranjo que una vez perteneció a su bisabuela.

En sus delgadas pero fuertes manos, con un “cabo” de cuchillo bien afilado, da forma a la madera que utiliza para construir los violines, ya que hace poco le robaron la caja de herramientas, principalmente gubias.

Don Elí, quien está solo desde hace 35 años, cuando murió su madre, vive acompañado de un viejo violín fabricado en España - que compró cuando joven-, de guitarras y violines que repara o construye.

Afirmó que aunque “quiero y respeto a todas las mujeres, sean mayores o señoritas, sólo tuve cariño para mi madre, a quien acompañé hasta sus últimos días”, y por eso nunca contrajo matrimonio.

Constructor

Don Elí explicó que siendo joven, compró varios libros en la Ferretería de Fenelón Quesada, un negocio que pocos naranjeños recuerdan, para aprender a tocar música y fabricar instrumentos de cuerda.

“Siempre me gustó estudiar la música y muchos maestros me ayudaron. Así pude tocar en pequeños grupos dedicados a la música sacra, en la filarmonía municipal y con algunos compañeros en un quinteto para acompañar los rosarios del Niño”, agregó.

Dijo que ahora tienen un grupo “con otros cuatro muchachos, donde el más joven tiene unos 75 años, aunque miente, porque es mucho menor”.

Pese a que tres de sus sobrinas pelean con él para llevarlo a vivir con ellas a San José, Alajuela o Acosta, don Elí es de los adultos mayores que se niega a abandonar su casa y el “medio solar”, un pequeño cafetal que este año le produjo ocho cajuelas de café, algunos bananos y plátanos.

Agobiado desde hace 22 años por una úlcera en la pierna izquierda, este viernes nos atendió cuando una ambulancia de la Cruz Roja de Naranjo lo trasladó a la Clínica del Seguro Social para la curación, viaje que hace dos veces por semana.

En la sala de espera relató que todavía tiene clientela, que le lleva violines y guitarras para arreglar, mientras que otros llegan a comprar un violín, por el que cobra ¢20 mil, construido con cedro amargo, negro, dulce o laurel.

Morales dijo que está contento, porque esta es una época de trabajo musical, ya que varias personas contratan a su grupo para tocar en rosarios del Niño, actividades que celebran en Alajuela, Zarcero, San Ramón y Naranjo.

“Mi trabajo sigue siendo buscado y don Lencho Salazar, el folclorista naranjeño, me compró hace poco dos violines para que sus nietos aprendieran a tocar”, afirmó con cierto orgullo.

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