Lunes 26 de enero, 2004. San José, Costa Rica.



 

Tribuna libre

Gloria Bejarano
Muchas gracias pero ... ¡no gracias!

Esta es la posición de muchos ciudadanos honorables que teniendo capacidad para hacerse cargo de la función publica, declinan ante el ofrecimiento de los partidos políticos de involucrarse activamente.

Pocos quieren arriesgar su buen nombre. Y no todos los que logran salir airosos de un gobierno, están dispuestos a exponerse nuevamente a demandas, insultos, intrigas, mentiras y el desprestigio que conlleva el sólo haber cruzado la línea entre lo privado y lo público.

Porque actualmente participar en política es razón suficiente para ser tratado de corrupto, mentiroso o sinvergüenza. Sin mayor resquemor se asegura que lo único que buscan los políticos es hacer daño, mentir e incumplir.

¿Cómo esperamos entonces que esta gente se involucre si en menos que lo piensan pasan de ser respetados ciudadanos a políticos sospechosos? Su credibilidad disminuye, su nombre se pone en entredicho y se duda de su honestidad e intenciones.

La función pública en Costa Rica no es sencilla: aparte de tener que luchar con un sistema totalmente anquilosado; leyes y reglamentos que se contraponen; exceso de papeleo y licitaciones interminables; apelaciones y sala cuartazos, hay que cuidarse del sabotaje y el serrucho que amenazan a quien intente romper el letargo.

Si lo anterior no fuera suficiente, hay que estar dispuesto a ganar menos, pues existe la consigna que a los funcionarios y políticos hay que pagarles mal, pues se infiere que de por si a lo que van es a robar. Ojalá que no se les de un auto y si se les asigna uno que esté viejo, deteriorado y sin posibilidad de cambiarlo; que sus oficinas sean incómodas y no se remodelen nunca. También se espera que del Presidente para abajo, viajen en segunda, que se hospeden en hoteles de tercera, y que la austeridad en el ejercicio de sus funciones llegue al extremo de la miseria.

No me opongo a la austeridad ni soy partidaria del despilfarro, pero creo que los funcionarios que nos representan deben contar con los recursos para desempeñar su cargo con dignidad, ganar de acuerdo a su profesión y representar con decoro la investidura que ostentan.

Más aún, recursos como un buen auto, una moderna arma, un celular o una computadora, no son un lujo sino una herramienta necesaria para poder cumplir cabalmente con la responsabilidad que les hemos dado.

Mal pagados, criticados, sin recursos y exponiéndose a perder su buen nombre,

.....no me extraña que tanta gente valiosa simplemente diga: no gracias.

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