Martes 27 de enero, 2004. San José, Costa Rica.



 

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¡SABOR!

Hablar con María, esa inteligente y sensible mujer que es la verdulera de mi barrio, siempre es interesantísimo. Hace unos días me dijo: ¿por qué será que la gente cree que estar a dieta es comer todo sin sabor?

Y es cierto. Muchas personas confunden conceptos, y creen que la “comida saludable” es un conjunto de alimentos insípidos, desabridos y sin gracia con los que, irremediablemente, termina uno aburriéndose y renunciando al impulso de alimentarse mejor.

Pero no tiene por qué ser así. Existe una gran variedad de productos naturales que, además de otorgar exquisitos sabores y aromas a la comida, proporcionan salud.

Definitivamente, el gusto por la comida tiene que ver con su sabor, y estar “a dieta” no debe resultar una tortura para el paladar. Más bien, es el momento de aprovechar y aprender a usar esos deliciosos olores frescos: albahaca, perejil, tomillo, orégano, culantro coyote y de Castilla, eneldo, hierbabuena, menta, cebolla, ajo, cebollín, puerros, colas de cebolla, chile dulce y picante, jengibre, romero, salvia...

También es recomendable tomar en cuenta condimentos y saborizantes naturales como laurel, paprika, comino, canela, clavo de olor, nuez moscada, pimienta Jamaica, pimienta cayena, anís, vainilla, café o cacao puro.

En la lista de los colorantes naturales están el achiote en polvo y el azafrán. ¡Y ni qué decir de los sabores especiales de las raspaduras de limón o de naranja, de las hojas de higo, de las hojas de naranjo agrio, del jugo de limón o de naranja agria!

Todos son un regalo al paladar, al olfato y a la vista.

Cuando comemos, debemos hacerlo sintiendo placer; esa es la mejor manera de alimentarnos.

El uso de productos naturales que acentúan o dan sabor y color tiene varias ventajas:

– No añade calorías a las comidas.

– Disminuye la necesidad de utilizar saborizantes artificiales, muchas veces irritantes del sistema digestivo o poco saludables.

– Disminuye el posible abuso de sal, del azúcar e incluso de la grasa, pues estos elementos ya no serán tan importantes para el sabor del alimento.

– Aumenta el consumo de vitaminas y minerales, en especial cuando los olores se consumen crudos.

– Aumenta el consumo de fitoquímicos o sustancias no nutritivas que previenen varias enfermedades comunes.

Y recuerde que cuanto más frescos, mejor es el sabor de estos maravillosos productos que permiten creatividad y gran variedad en la cocina.

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