Martes 3 de febrero, 2004. San José, Costa Rica.



 

El exprimer ministro Aldo Moro aparece en esta fotografía enviada por las Brigadas Rojas el 20 de abril de 1978. AP

Ex Brigada Roja en Nicaragua

Managua/ ACAN-EFE. El italiano-nicaragüense Alessio Casimirri admitió haber sido miembro de la banda terrorista Brigadas Rojas, pero aseguró que no participó en el secuestro y asesinato del exprimer ministro Aldo Moro y que teme ser entregado a Italia.

Casimirri, en entrevista que publicó ayer “El Nuevo Diario”, de esta ciudad, admitió que fue miembro de las Brigadas Rojas pero dijo que no participó en la operación contra Moro.

Apuntó que fue “Brigate Rosse” como opción política, “pero nunca estuve en el atentado contra Moro, ya que ese día yo estaba dando clases de educación física a personas discapacitadas, supe del secuestro hasta que pasó”.

En 1989, Casimirri fue juzgado en ausencia en Italia, acusado de ser uno de los partícipes en el secuestro y de ser uno de los que disparó contra Moro, en mayo de 1978.

La justicia italiana lo condenó a 11 cadenas perpetuas, 24 años de presidio y tres de aislamiento.

Moro fue secuestrado por las Brigadas Rojas el 16 de marzo de 1978, en pleno centro de Roma. En la operación, los terroristas asesinaron a los guardaespaldas de Moro, en un plagio que se ejecutó para obligar al Gobierno de Italia a liberar a cerca de 13 jefes terroristas de dicha organización, creada en 1975.

Moro, miembro de la Democracia Cristiana, apareció muerto dentro de un carro en Roma, el 9 de mayo del mismo año.

El ítalo-nicaragüense Alessio Casimirri dice que tiene temor de ser deportado a Italia por el gobierno de Nicaragua.

Dijo que su madre, María Esperanzia Labella, aún viva, es ciudadana vaticana; que su abuelo, Tomasso Labella, fue secretario del Vaticano de 1907 a 1957, y que su padre, Luciano, fue vocero de los papas Pío XII, Juan XXIII y Pablo VI.

El caso Casimirri volvió al tapete público hace dos semanas, con la captura de su exmujer Rita Algranatti -también acusada de ser parte del comando que ejecutó a Moro- y del compañero de ésta, en El Cairo, más la intención del Gobierno de Italia de extraditarle desde Nicaragua

Casimirri declaró que viajó “legalmente” a Nicaragua en enero de 1983, igual que hizo Algranatti hacia Argelia.

Al llegar a Nicaragua, relató, conoció la “revolución sandinista, la época más bella que he visto” en este país, donde desde que llegó se dedicó a la pesca submarina y a entrenar buzos para la Cruz Roja Nicaragüense.

Apuntó que se hizo nicaragüense en 1988, aunque para el Gobierno italiano ese proceso fue ilegal porque usaba el seudónimo de “Guido di Giambatistta”. Está casado con la nicaragüense Raquel García, con quien tiene tres hijos.

Según Casimirri, sus problemas comenzaron en 1993, cuando el entonces ministro de Gobernación, Alfredo Mendieta, lo acusó de ilegal para deportarlo, pero la Corte Suprema de Justicia le confirmó como nicaragüense.

Los gastos legales le obligaron a cerrar su primer restaurante en Managua, “La Mágica Roma”, pero ahora administra otro, “La cueva del buzo”, en la carretera sur, donde vende productos del mar.

Confesó que no está tranquilo, pues el Gobierno de Nicaragua lo quiere deportar “para quedar bien con Italia”.

Indicó que desde la captura de su exesposa, ha visto merodear por su restaurante a personas sospechosas, lo que le hace temer por su esposa e hijos, pues “no sería raro que monten un golpe de mano” para deportarle.

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