Martes 3 de febrero, 2004. San José, Costa Rica.



 

René Arturo Salas Ramírez

Matan a joven en vía pública

Gilda GONZÁLEZ / Al Día

La Unión, Cartago. Con siete balazos apareció René Arturo Salas Ramírez, de 24 años, ayer, a las 3:30 a.m., sobre la vía pública, en las inmediaciones de las piscinas de la Universidad de Costa Rica, en Vargas Araya de Montes de Oca.

Según investigaciones preliminares, Salas fue bajado de un vehículo y una vez afuera un hombre le disparó desde el automóvil en siete ocasiones. Luego el vehículo se fue a toda prisa del lugar.

La víctima presentaba tres impactos de bala en el tórax, uno en la pelvis y tres en el abdomen.

El caso fue atendido primero por la policía de proximidad de Sabanilla. Luego llegaron agentes del OIJ a recoger indicios que los ayuden a esclarecer el homicidio.

Salas no tenía domicilio fijo, pero acostumbraba, desde hace poco más de dos años, a dormir en la casa de Flora Ramírez, en la urbanización La Jenny, en San Diego de La Unión, Cartago.

Ramírez narró a Al Día que antenoche, a eso de las 11 p.m., algunos vecinos de la urbanización vieron a René en el bar-restaurante Los Chinos, consumiendo licor.

René Arturo Salas Ramírez siempre en la casa de Flora Ramírez, en la urbanización La Jenny, en San Diego de la Unión. Rafael PACHECO / Al Día

Sin embargo, una amiga de la víctima, Maybelline Gamboa, indicó que hay una mujer amiga que lo vio a la medianoche en el bar Pigua, en Río Azul, en compañía de un amigo al que se le conoce solo como “Cuasimodo”.

Desde ese momento no se supo más de él.

Las autoridades trataban ayer de localizar a las personas que estuvieron con él durante la noche para que proporcionen alguna información importante en las investigaciones.

“A mí me extrañó que eran las 2 de la mañana y no había venido a dormir... Nunca pasaba de la medianoche. Luego supimos lo que había pasado. Era una persona que no le hacía daño a nadie”, dijo Flora Ramírez, quien añadió que aunque no le cobraba por facilitarle una cama donde dormir, René le ayudaba a veces con comida.

Según contó Ramírez, el joven estaba separado de la madre de su hijo Anderson, de 5 años.

“Estaba muy contento estos días porque le había comprado el uniforme del kínder a su hijo. Uno puede imaginarse quién pudo haberle hecho esto a él, pero es mejor callarse porque la vida de uno corre peligro... ya uno sabe de estas cosas”.

Otros vecinos de la urbanización La Jenny coincidieron en señalar que “todo el mundo lo quería mucho. No se metía con nadie. Era una bella persona. No consumía drogas ni las vendía”.

Maybelline, otra de las vecinas, le facilitaba el baño todas las mañanas y en algunas ocasiones lo invitaba a almorzar.

“Siempre llegaba a mi casa como a las 11 de la mañana. En la cochera tenía alguna de la ropa. Se bañaba, se alistaba y se iba. De vez en cuando jugaba fútbol con mi esposo”. Sus allegados dijeron desconocer si tenía amenazas de muerte recientes.

“Había tenido problemas, hace quince días con un vecino. Se agarraron a golpes, pero no pasó a más”, indicó otra vecina, quien pidió el anonimato por miedo a represalias.

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