Martes 3 de febrero, 2004. San José, Costa Rica.



 

Momento en que dos de los tres sospechosos son llevados de las celdas a la sala de juicio, en donde se celebró ayer la audiencia preliminar. Abelardo Fonseca / Al Día

Fracasa intento de juicio abreviado

Vivian MEDINA, corresponsal y Rodolfo MARTÍN / Al Día

San Carlos, Alajuela.-

La posibilidad de que la causa por el secuestro del finquero Guillermo Herrera Matamoros se resolviera mediante un proceso abreviado quedó descartada ayer durante la celebración de la audiencia preliminar, porque las partes, acusados y ofendidos, no llegaron a un acuerdo, tras presentar sus respectivas propuestas. trascendió en medios judiciales.

Los acusados, todos nicaragüenses, de apellidos Martínez, González y Urbina, fueron procesados por los delitos de secuestro extorsivo, privación de libertad agravada, tentativa de robo simple, violación a La ley de armas y resistencia agravada.

Además:

  • “Las pesadillas continúan”
  • El caso tuvo lugar el 12 de abril del 2003.

    Los sospechosos, a juicio de la fiscalía adjunta de San Carlos, en caso de resultar culpables, podrían ser condenados a 46 años de cárcel.

    Ante esto, el Ministerio Público estuvo anuente a un juicio abreviado, siempre y cuando fuera sobre la base mínima de 25 años.

    Así lo precisaron fuentes cercanas al proceso y lo confirmó el propio ofendido.

    Sin embargo, el imputado Urbina rechazó la opción del abreviado porque aseguró ser inocente y estar seguro de que si iba a juicio sería absuelto.

    Los otros dos sospechosos, Martínez y González, aceptaban el abreviado siempre y cuando fuera con base en 16 años de prisión, según se supo.

    Sin embargo, la fiscalía y el ofendido lo rechazaron de manera contundente.

    Ante esto, el caso irá a juicio oral y público, audiencia que deberá efectuarse antes del 15 de abril, porque para esa fecha los acusados ya cumplirían un año de prisión preventiva y una nueva extensión de esta medida cautelar, únicamente podría hacerla el Tribunal de Casación.

    En la audiencia de ayer, ofendido y acusados estuvieron en salas por separado.

    El secuestro ocurrió en el poblado de Chamorro, en Cutris de San Carlos.

    El ofendido permaneció secuestrado alrededor de ocho horas y no fue liberado sino hasta que su esposa pagó un rescate de ¢600 mil.

    El secuestro ocurrió cuando el ofendido se encontraba en una lechería.

    La Fuerza Pública capturó a los sospechosos cuando estaban en Caño la Venada, en Las Chorreras de Cutris, en las cercanías del río San Juan.

    Según se estableció en las investigaciones, los nicaragüenses comenzaron a planear el secuestro dos meses antes de que lo0 concretaran.


    “Las pesadillas continúan”

    San Carlos, Alajuela.- El finquero Guillermo Herrera Matamoros y su familia regresaron ayer a un pasado del cual quieren huir, pero no pueden escapar porque su recuerdo los mantiene atados a las pesadillas.

    “Una noche de la semana pasada, mientras dormía, escuché un grito de espanto y pensé que mi esposa Ángela había enfermado; sin embargo después de que se calmó un poco contó que soñó como los tres hombres acababan con la vida de mi hijo Guillermo, de 15 años”, relaló ayer el finquero, cuando estaba por comenzar la audiencia judicial con los los tres hombres que lo habrían secuestrado en abril.

    Hizo ver que, con un increíble realismo, ayer revivió cómo las 9:00 a.m. del 12 de abril anterior, él estaba ayudaba a unos muchachos a ordeñar vacas cuando alguien lo tocó por detrás. “Pensé que era una broma y cuando me volví tenía detrás un encapuchado con una AK47 en sus manos”.

    El finquero aclaró que en “todo momento temí por los tres hijos que viven conmigo en Chamorro, ya que sabían que ellos podían volver y atentar contra la vida de alguno de ellos, que en la actualidad tienen 18, 15 y 9 años edad.

    Herrera afirmó que los plagiadores quizá lo confundieron, pues creían que era hermano de Leandro Rojas y cuando dijeron que uno de los dos debía ir por ¢10 millones, él aclaró que no los tenía y fueron rebajando la suma, ya que por ser sábado, las víctimas no tenían cómo conseguir dinero.

    Al final, la esposa de Herrera, Ángela Bustos, consiguió ¢600 mil y se los entregó cerca de las 5:00 p.m. hora en que terminó su cautiverio.

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