Domingo 8 de febrero, 2004. San José, Costa Rica.



 

El técnico catracho, Édwin Pavón, alaba la disposición táctica del atacante costarricense Érick Scott. AFP

“Me gusta Costa Rica”

Esteban CUVARDIC, enviado / Al Día

Guadalajara. Edwin Pavón, seleccionador de Honduras, dice que su equipo no especuló ayer contra Estados Unidos. Sin embargo, eso no se lo cree nadie. Y quien lo crea, probablemente podría ser designado como la persona más ingenua del planeta Tierra.

Estaba muy claro que Honduras buscaba enfrentarse a Costa Rica en la semifinal. A Honduras no le servía derrotar a Estados Unidos: eso significaba jugar ante México en la otra ronda.

¡Dios guarde! Mucho mejor pelear un boleto a los Juegos Olímpicos contra la Tricolor, que verse las caras ante el anfitrión México, apoyado por 60 mil enfervorizados espectadores.

Honduras jugó ayer con la consigna de perder o empatar contra el “Tío Sam”. Así de claro. Fue un día aciago para el fútbol. Pero así son las cosas. Cada uno busca lo que más le conviene. Nos guste o no.

El cruce entre catrachos y ticos ya es una realidad.

“Costa Rica tiene un gran equipo. De su grupo fue el que mostró más personalidad. Muchos dicen que México lo atacó mucho, pero hay que tener balance. Y eso tuvieron los ticos. Es una selección que me agrada. Lástima que uno de los dos no pueda ir a los Juegos de Atenas”, afirma Pavón.

Sin más allá

Todo se jugará a una carta, en noventa minutos que pueden ser de infarto. Todo lo contrario a lo que sucedió en el Preolímpico de Sudamérica, donde no hubo semifinales cuando quedaron con vida cuatro equipos, pues “jugaron todos contra todos.

Pero así son las cosas. No podemos echarnos a llorar”, añade el seleccionador catracho.

Al menos está contento porque un representante de Centroamérica ya tiene asegurado un cupo en la cita olímpica. “Cualquiera de los dos - Honduras o Costa Rica - es capaz de hacer un buen papel”, esgrime Pavón.

Quien no hizo una buena presentación, ayer, fue su escuadra, en ese lamentable “juego” contra los estadounidenses.

Pero él insiste en defenderse: “No especulamos. Nosotros hicimos nuestro juego, teníamos muchos jugadores con tarjeta amarilla. No hay que rasgarse las vestiduras. Recordemos que México, en su partido ante Costa Rica, dejó en banca a seis o siete titulares. Además ellos tendrán el privilegio de jugar el encuentro estelar, el martes. Y podrán descansar un día más que nosotros”.

“Y Costa Rica tampoco alineó el viernes a su capitán - José Luis López - y sacó del terreno de juego a Junior Díaz, pues ya tenía amarilla”. Pavón está molesto porque el partido ante los costarricenses no será el estelar, rompiéndose lo que estaba pactado de antemano.

“Las reglas son claras, estaban por escrito y hay que respetarlas. Pero hay compromisos de televisión. Imagínese que el partido ante Estados Unidos debíamos jugarlo por la noche, pero lo cambiaron a la 1 p.m. Lo que pasa aquí es un irrespeto. Todas las selecciones merecemos respeto”.


Edwin Pavón

Sin revanchas

Carlos Pavón, técnico de Honduras, no considera el partido del martes como una revancha de la eliminatoria mayor del 2001, cuando Costa Rica derrotó a Honduras en Tegucigalpa.

Pero sí lo ve como una “revancha personal” de la eliminatoria al Mundial de Clubes en el 2000, cuando él dirigía al Olimpia de Honduras y clasificó, pero ese certamen nunca se efectuó, por problemas de organización. Pavón recuerda que derrotó al Comunicaciones de Alexandre Guimaraes y al Pachuca de Javier Aguirre.

“Eso quedó en la historia. Es una mera anécdota. Ahora eso no pesa. Pero sí quiero lograr una nueva gesta y clasificar a los Juegos de Atenas. Los ticos tienen más roce que nosotros, aunque no es determinante.

“Mi equipo está muy unido. No éramos favoritos, hemos pasado muchos inconvenientes, pero aquí estamos. Mi plantel es como una gran familia. Mis jugadores saben que tienen el último chance de ir a una Olimpiada. Dios quiera que clasifiquemos”.

Sobre los ticos, Pavón destaca a varios jugadores: “Es muy buena la labor de Erick Scott, es un jugador que arranca de atrás o acompaña a Pablo Brenes, otro futbolista que me gusta mucho. No olvido a Álvaro Saborío, quien pese a su lesión tiene un nivel de primera. Y Winston Parks es un futbolista con mucha personalidad.

“Pero yo también tengo grandes elementos, como Wilson Palacios, Emil Martínez o Víctor Bernal. Así que las cosas están parejas”.

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