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Las pangas de los pescadores de Puerto Jesús, en la Península de Nicoya, permanecían el viernes pasado en el fondo del estero, pues el canal que lo une con mar abierto, necesita ser dragado. Julio PEÑA / Al Día
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Puerto Jesús busca resurgir
Julio PEÑA, corresponsal / Al Día
Puerto Jesús, Nicoya - Con una vieja historia como zona de cabotaje entre los cantones de la Península de Nicoya y Puntarenas, Puerto Jesús se resiste a morir. Por eso, sus pobladores buscan nuevas alternativas que permitan la reactivación del lugar.
La historia de Puerto Jesús, a 25 kilómetros al este del centro de la ciudad de Nicoya, se remonta a los años cuando para viajar a San José era indispensable hacerlo vía marítima hasta Puntarenas, de donde se trasladaban en tren a la capital.
De Nicoya a Puerto Jesús, la “casadora”, en aquel entonces de madera, cobraba ¢2 y de ahí a Puntarenas en lancha tenía un costo de ¢7. “Pero no solo gente viajaba, cada uno llevaba algo que vender en Puntarenas o en San José, como gallinas, cerdos, maíz, loras, pericos y hasta monos encontraba usted en esos viajes”, recuerda con nostalgia don Marcelino Pérez, un pescador de 58 años. Pérez relata que aferrado a las enaguas de su madre, siendo niño hizo más de un viaje a Puntarenas.
El tiempo ha transcurrido y el viejo puerto de cabotaje pretende resurgir del olvido. Con entusiasmo, sus pobladores se resisten a que el puerto quede como cosa del pasado, pese al papel que desempeñó en el desarrollo de Guanacaste.
Otro factor que motiva a los vecinos, es que está avanzado el trámite para declarar a Puerto Jesús como “Patrimonio Histórico”.
Esposas y madres
Actualmente, dos organizaciones trabajan en Puerto Jesús: la Asociación de Pescadores, que agrupa a 50 familias y la Asociación Ecoturística, con la particularidad que la integran solo mujeres, que combinan sus labores de esposas y madres con la atención a grupos de turistas que llegan constantemente al lugar.
Emiliano Peralta Zúñiga, uno de los pescadores con más experiencia, expresó que urge dragar y ampliar el canal, que sirve de única salida a mar abierto.
“Tiene como 600 metros y hay que darle mayor profundidad y amplitud, para que las pangas de pesca y de turismo puedan tener salida y entrada a cualquier hora del día”, explica. Alba Galagarza, de la Asociación Ecoturística, señala que se necesitan unos ¢5 millones para ampliar el canal. “Con ello, el beneficio sería enorme tanto para los pescadores, como para recibir más turistas, principalmente europeos, que llegan a disfrutar de los paseos en lancha y de un recorrido por los bosques cercanos”, asegura.
Mientras los trabajos de dragado del estero llegan, los pescadores tienen que salir al mar cuando sube la marea. Si la pesca es buena salen a media noche, porque de lo contrario pierden el día, ya que la poca profundidad del canal no permite navegar en otras horas del día.
“No siempre se puede salir a pescar y si algún compañero tiene un accidente o se pierde en el mar, tenemos que esperar hasta que suba la marea. Por ello necesitamos ayuda para mejorar la salida al mar”, advierte Pérez.
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