Jueves 19 de febrero, 2004. San José, Costa Rica.



 

INSPECCIÓN Uno de los líderes de los campesinos afectados con el nemagón inspeccionaba ayer al resto de los afectados por el pesticida, en una huelga de hambre indefinida frente a la Asamblea Nacional, en Managua.

Campesinos en huelga de hambre

Managua/ACAN-EFE. Un centenar de campesinos cumple en Managua una huelga indefinida de hambre, para exigir apoyo del gobierno de Nicaragua en su juicio contra tres firmas estadounidenses fabricantes de un químico que les dejó enfermos.

Victorino Espinales, líder de los labriegos, confirmó ayer que 100 exobreros, entre ellos 18 mujeres, iniciaron la protesta el martes en la tarde, para demandar que el presidente nicaragüense, Enrique Bolaños, acceda a sus demandas.

Los labriegos son parte de unos 5.000 extrabajadores del occidente de Nicaragua que aplicaron el producto conocido como nemagón o fumazone, en las plantaciones bananeras en la década de 1970 y que están en Managua desde el miércoles de la semana pasada.


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  • El pesticida les dejó enfermedades que aún padecen y transmiten a sus descendientes, como malformaciones congénitas, diversos tipos de cáncer, infertilidad, impotencia y afecciones renales, entre otros males, según los afectados.

    Los labriegos permanecen frente a la Asamblea Nacional de Nicaragua, cubiertos del sol y del viento con un plástico negro, con garrafas de agua a su lado y duermen en el suelo, atendidos por sus compañeros, con los que caminaron 140 kilómetros hasta Managua, del 1 al 10 de febrero.

    Espinales anunció que los campesinos decidieron que cada día 100 más se unirán al ayuno, para demandar que Bolaños les apoye ante una contra-demanda, por $17 mil millones, interpuesta por las compañías que ellos demandaron en cortes estadounidenses.

    Cada exobrero reclama una indemnización de $2 millones a la Shell Oil Co., Shell Chemical Co. y Dow Chemical Co. pero éstas les contra-demandaron bajo la Ley Rico, de Estados Unidos, contra la mafia y el crimen organizado, por falsificar escritos para hacer el reclamo.

    Espinales indicó que, además del apoyo moral, exigen que Bolaños apruebe $6,4 millones para atención médica a los enfermos, y una pensión vitalicia por el coste de una canasta básica de 53 productos que, según el Banco Central cuesta, $140,7 al mes.

    Angela Calero, de 58 años, una de las campesinas en ayuno y quien dice que sus riñones están “desbaratados” por efecto del pesticida, dijo que como el resto de mujeres “estamos muy agotadas”, pero que participa en la protesta para ver si saca el coste de su caja mortuoria.

    Calero, a diferencia de Espinales, confía en que Bolaños les atenderá, porque “no va a querer que estos viejos hediondos (sus compañeros) se pudran aquí” en Managua.

    Espinales afirmó que sólo hablarán con el gobernante, quien prometió que hoy recibirá a una delegación de los campesinos.

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