Jueves 19 de febrero, 2004. San José, Costa Rica.



 

Perspectivas

Edwin Arguedas
Violencia

La pregunta se repite, una y otra vez, en casi cada rincón de este país. ¿Por qué vemos tantos casos de violencia en Costa Rica?

Solo en esta semana hemos conocido tres hechos alarmantes: dos hombres jóvenes fueron víctimas de un ajusticiamiento, dos niñas fueron heridas de bala en un confuso incidente en la escuela de La Florida de Tibás y un comerciante fue asesinado en pleno corazón capitalino.

No es sencillo contestar a la pregunta que resuena en nuestras comunidades, pero parece claro que esta explosión de incivilidad tiene raíces en el derrumbre de nuestros valores morales.

Su origen también está ligado con la polarización social que experimentamos –es decir, el marginamiento de amplios sectores de la población–, así como con la poderosa influencia de la drogadicción y el tráfico de estupefacientes, generadores, ambos, de violencias que conducen a delinquir y a exhibir un notorio desprecio por la vida.

Por eso, toda política nacional que pretenda enfrentar a la violencia, tiene que implantar otros valores en la mente y el espíritu de la juventud: enseñarles a pasar de la pandilla a la comunidad, de la marginación a la inclusión, del ocio al trabajo.

En ese proceso es esencial abrir las escuelas públicas para ganarle la batalla a la “escuela de la calle”. A falta de canchas y zonas verdes en los barrios, ¿por qué no permitir que, en los fines de semana, se organicen mejengas y actividades culturales en los centros educativos del país?

También es justo decir que la restauración de valores de que se ha hablado, solo se logrará al conjugar educación y sanción –pues la nuestra tampoco puede ser una sociedad de alcahuetes–, y al dotar a la policía de la capacitación y recursos necesarios para lidiar con estos problemas.

De igual forma, es claro que no podrá esperarse una mejora en la seguridad hasta que se revierta el retroceso social que vivimos, y favorezcamos la creación de fuentes de empleo y una mejor distribución de la riqueza.

Todos podemos aportar un poco a esa búsqueda de soluciones, pues solo una masiva participación de la comunidad podrá permitirnos recuperar el espacio público como un bien de usufructo común.

| PORTADA | NACIONALES | SUCESOS | OPINIÓN | SOCIEDAD | OVACION | EL NORTE |
| INTERNACIONALES | SERVICIOS | USTED OPINA | PURA VIDA | ESCRIBANOS |

© 2003. Periódico Al Día. El contenido de aldia.co.cr no puede ser reproducido, transmitido ni distribuido total o parcialmente sin la autorización previa y por escrito del Periódico Al Día. Si usted necesita mayor información o brindar recomendaciones, escriba a webmaster@aldia.co.cr

EDICIONES ANTERIORES