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¿Quién hubiera ganado?
Madrid / EFE.
Cuando Cassius Clay se proclama el 25 de febrero de 1964 en Miami (hoy hace 40 años) campeón del mundo de los pesos pesados, Teófilo Stevenson contaba 12 años de edad, le gustaba el baloncesto y seguramente no se imaginaba un futuro como boxeador.
La victoria contra todo pronóstico de Clay sobre el campeón Sonny Liston supuso el nacimiento de un mito, sólo un año antes de que Stevenson dejara su ciudad natal de Puerto Padre, para trasladarse a La Habana, a fin de recibir clases de boxeo en un centro deportivo estatal.
La revolución cubana daba entrenamiento especial a los jóvenes con talento en las disciplinas deportivas. A Stevenson debieron de verle condiciones para boxear, aunque en sus primeras 20 peleas encajó 14 derrotas.
Mientras Clay, que había ganado con sólo 18 años el oro olímpico en Roma en la categoría de los semipesados, derrotaba aspirante tras aspirante en una fulgurante carrera que se quebró de 1967 a 1970, por su negativa a incorporarse a filas para ir a combatir a Vietnam, Stevenson se afianzaba en el campo aficionado.
Sus caminos comenzaron a acercarse en 1972 cuando Stevenson, con 20 años, gana el oro en los Juegos de Munich.
Los promotores estadounidenses empezaron a hacer sus cuentas, si lograban atraerle al profesionalismo y enfrentarlo a Clay.
Nunca lo consiguieron y en el aire quedó la pregunta: ¿Quién hubiera ganado?
El cubano señaló al diario danés “Jyllands Posten” que “Alí dijo varias veces que habría sido un empate y yo también lo creo”, señaló Stevenson.
Después de Munich 72, los promotores estadounidenses le tentaron con suculentas ofertas (de uno a cinco millones de dólares) para que desertara y combatiera con Alí.
La pelea nunca pudo celebrarse, por la negativa de Stevenson, pero en 1978 volvieron a moverse gobiernos, despachos y maletines para enfrentarlos.
“No se llegó a un acuerdo sobre el número de asaltos”, dice Stevenson.
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