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Conmovida
Maribel Rivera es una de las vecinas de Guinope, situada a 60 kilómetros al este de Tegucigalpa, y ayer mostró un álbum con fotografías del padre Enrique Vásquez.
El Heraldo de Honduras Para/Al Día
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Pugna por padre Vásquez Alejandra MADRIGAL Á.
Álvaro SÁNCHEZ C.
alvarosanchez@aldia.co.cr
El caso del sacerdote costarricense Enrique Vásquez Vargas, acusado aquí de abusos sexuales en contra de un menor de edad, tomó un nuevo rumbo ayer al trascender una presunta defensa de la Iglesia Católica hondureña en favor del religioso.
Según la agencia internacional de noticias AFP, el vicario de la Iglesia Católica hondureña, Ovidio Rodríguez, afirmó que contra el religioso tico “no habían ninguna prueba fehaciente”.
“Lo que hay detrás (de la acusación) son intereses económicos terribles y de aquí hasta donde yo sé, él hizo un buen trabajo, era bien querido en el pueblo de Guinope” consignó AFP.
El lunes trascendió que Vásquez estuvo siete meses en el poblado de Guinope, con la supuesta protección del cárdenal Óscar Rodríguez Maradiaga, infomó el periódico estadounidense Dallas Morning News.
El sacerdote tico estuvo en Honduras hasta el 8 de marzo pasado.
A Rodríguez Maradiaga, se le considera uno de los principales posibles candidatos a la sucesión del Papa Juan Pablo II. CampañaAl Día supo además que el vicario ha asegurado que todo se trata de una campaña para desprestigiar al Cardenal.
Este medio intentó ayer conversar telefónicamente con el Cardenal Rodríguez, quien es el encargado de ubicar a los sacerdotes, pero no fue posible.
Tampoco se pudo conversar con su asesor, Juan López, quien en declaraciones al diario estadounidense aseguró también que se intentaba manchar el nombre del Cardenal.
Vásquez, de 44 años, huyó de nuestro país en diciembre de 1998, tras ser denunciado por abusos sexuales contra un niño que fungía como monaguillo, y quien al parecer sufrió abusos desde que tenía 10 años.
El 22 de diciembre de 1998, el caso fue llevado a la Fiscalía, cuando el niño rindió una declaración sobre los hechos.
La periodista del diario El Heraldo de Honduras, Leonarda Andino, viajó ayer a Guinope, en el departamento de El Paraíso, a unos 200 kilómetros de Tegucigalpa.
Con ella conversamos vía telefónica a las 6:15 p.m. y aseguró que encontró una comunidad sorprendida, triste e incrédula por las acusaciones que se lanzan contra el sacerdote.
“No saben por qué el sacerdote huyó, pero tampoco pueden creer las acusaciones que se lanzan contra él”, dijo la comunicadora.
Aseguran que Vásquez llegó como un forjador de la Iglesia en ese pueblo, que levantó la fe de muchos e, incluso, mejoró la relación entre las personas.
“Hablé con bastante gente de la comunidad y aseguran que es una persona que fue a levantar la religión. Era muy cariñoso con los niños, muy entregado al trabajo y visitaba todas las comunidades”, relató
En esta comunidad rural, de agricultores y casi atrasada al progreso, la periodista asegura que los vecinos comentaron que Vásquez daba misa hasta cinco veces al día, si era necesario.
“Hay gente que me cuenta que no pudo dormir tras la huida del sacerdote. Les extrañó la noticia y están muy consternados. Muchos no duermieron el martes en la noche tras ver la noticia de las acusaciones contra el sacerdote costarricense”, añadió Andino.
El director de Casa Alianza en Honduras, José Manuel Capellín, quien colaboró con la Policía Internacional (INTERPOL) durante el seguimiento que se hizo al sacerdote, aseguró que el religioso daba misa y, además, era muy querido por los habitantes de Guinope.
Un sacerdote que prefirió no identificarse aseguró a este medio que cuando un prelado sale del país y desea ejercer debe llevar una autorización y certificación de su Obispo, en el caso de Vásquez, debería haberlas dado Monseñor Ángel San Casimiro.
Ayer se intentó conversar con San Casimiro, pero en su oficina indicaron que se encontraba en Washington, en una reunión de obispos latinoamericanos.
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