Jueves 6 de mayo, 2004. San José, Costa Rica.



 

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Visión

Educación, pensiones y TLC

Anabel González

Algunas personas opuestas al Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Centroamérica y Estados Unidos han señalado que el acuerdo tendrá un impacto negativo sobre dos aspectos de gran importancia: la educación pública y el sistema de pensiones del Magisterio Nacional.

Ambas afirmaciones son falsas.

En el primer caso, se argumenta que la educación pública estará sujeta a criterios comerciales incluidos en el TLC.

De ahí se deducen supuestas consecuencias, llegando incluso a afirmarse que “becas y otras formas de ayuda financiera (como el pago estatal de una parte de los costos de matrícula en las universidades) podrían ser definidas como 'subsidios' discriminatorios e ilegales a la 'industria nacional' en el sector de la educación”.

Con ello, se busca hacer creer a la gente que la educación pública desaparecerá en Costa Rica como consecuencia del TLC, pues se dice que el Estado “tendría que dejar de 'subsidiar' su sector de educación o hacer lo mismo para con los extranjeros que inviertan en ese 'negocio'”.

Lo anterior no es cierto. La educación pública como tal no está cubierta por el TLC. Así de claro. Y así es en el caso de la educación primaria, secundaria y universitaria en todos los países que forman parte de este acuerdo, incluido Costa Rica.

En el segundo caso, se deja entrever que el TLC implicará el desmantelamiento del sistema de pensiones del Magisterio Nacional.

Esto, de nuevo, con la finalidad de generar preocupación en quienes se benefician de este régimen, insinuando que el país ya no podrá manejar este tipo de esquemas solidarios, pues los fondos de pensión se considerarán, de aquí en adelante, como “meros servicios financieros”.

Nada en el TLC tendrá un impacto sobre el sistema de pensiones del Magisterio Nacional. De hecho, el propio capítulo de servicios financieros del acuerdo excluye de su cobertura “las actividades o servicios que formen parte de un plan de jubilación público o un sistema legal de seguridad social”.

En consecuencia, los educadores que se preocupan por estos dos aspectos, pueden estar tranquilos, pues el TLC no tendrá ninguna incidencia sobre ellos.

Lo que sí es preocupante es que sobre temas de tanta importancia como éstos y otros se hagan afirmaciones que no tienen ningún fundamento.

Ahora bien, en un sentido más amplio y distinto, la educación y el TLC sí tienen una gran relación entre sí, pues cuanto más educado y mejor formado esté nuestro recurso humano, mejor será el provecho que podrá obtenerse del acuerdo.

De ahí que, desde esta perspectiva, el TLC conlleva el replanteamiento de una serie de temas relacionados con nuestras políticas educativas.

El TLC es un instrumento de política comercial muy importante para promover las exportaciones, las importaciones, la inversión productiva y, particularmente, el empleo.

Por ello, debe ser analizado y debatido con gran detalle por todos los sectores y grupos del país.

El primer paso en esa dirección es demandar que esa discusión sea sobre bases ciertas.

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