Jueves 6 de mayo, 2004. San José, Costa Rica.



 

Perspectivas

Las benditas “apelaciones”

Esteban Cuvardic

Una de las lamentables características de nuestro balompié son las famosas “apelaciones”. Dícese de un equipo que, cuando la ve “horrible”, busca la manera de salvarse del “infierno” mediante alguna jugada en la “mesa”.

Uno de los clubes “expertos” en esas lides es Limón.

Cuando el cuadro caribeño descendió de categoría, su jugada fue “apelar” la mala inscripción de tal o cual jugador del equipo contrario.

Para seguir con esta estrategia, días atrás los dirigentes limonenses, superados por Puntarenas en la cancha, se quejaron de que el rival tenía inscritos más futbolistas de los permitidos. Y que, por eso, debían descalificar a Puntarenas.

Al final, los organismos le dieron la razón al club puntarenense. ¿Por qué será que los reclamos o apelaciones se producen cuando ya se ha consumado, o está a punto de consumarse, la “tragedia” futbolística?

Cartaginés es otro equipo que apeló en los últimos días, porque, supuestamente, Max Sánchez estaba mal inscrito con Santa Bárbara (qué casualidad: uno de los conjuntos que también tiene problemas de descenso).

Al final, todo estaba en orden con Max.

Como aficionado, mi equipo favorito es el Cartaginés.

Como periodista, reconozco que ha sido el peor club del campeonato. Por eso va de último.

Como aficionado, me dolería que se vaya a Segunda.

Como periodista, no me dolería nada.

Por favor, señores de Limón y de Cartago, no traten de borrar en la mesa sus desgracias en la cancha.

La deportividad debería estar por encima de cualquier resultado.

Les pongo un ejemplo: al delantero inglés Robbie Fowler, en una ocasión, le sancionaron un penal a favor por una falta inexistente.

Fowler sabía que no era penal. ¿Y qué hizo? Lo botó adrede.

En otra ocasión, Arsene Wenger, técnico del Arsenal, pidió que se repitiera un partido –¡y se lo concedieron!–, pues uno de sus jugadores anotó un gol en una jugada donde un rival había sido lastimado.

En lugar de parar, para que atendieran al futbolista, los del Arsenal siguieron la jugada y anotaron.

Wenger criticó la “antideportividad” de su propio equipo y dejó a más de uno con la boca abierta por su “caballerosidad”, inusual en el mundo futbolero de hoy en día, donde a los protagonistas les cuesta tanto reconocer sus pifias.

Señores de Limón, señores de Cartago: las cosas hay que ganarlas en la cancha. ¿No les parece?

| PORTADA | NACIONALES | SUCESOS | OPINIÓN | SOCIEDAD | OVACION | EL NORTE |
| INTERNACIONALES | SERVICIOS | USTED OPINA | PURA VIDA | ESCRIBANOS |

© 2003. Periódico Al Día. El contenido de aldia.co.cr no puede ser reproducido, transmitido ni distribuido total o parcialmente sin la autorización previa y por escrito del Periódico Al Día. Si usted necesita mayor información o brindar recomendaciones, escriba a webmaster@aldia.co.cr

EDICIONES ANTERIORES