Jueves 6 de mayo, 2004. San José, Costa Rica.



 

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Doloroso
Cadetes de la Academia de Policía cargaron ayer, en Managua, el féretro del capitán Juan Funes Rodríguez, uno de los cuatro asesinados. El hecho mantiene conmocionado al país entero.
EFE/Al Día

“Un mensaje de sangre”

Infructuosos rastreos en Costa Rica y Nicaragua

Gilda GONZÁLEZ y ACAN-EFE

“Un mensaje de sangre”, es lo que presume la policía nicaragüense tuvo como fin la masacre de Bluefields, en la madrugada del martes, donde una banda, de al menos 10 hombres, mató a cuatro policías y se llevó 39 armas pesadas con munición.

Los asesinados son el capitán Juan José Funes, jefe de información y análisis de la región, la suboficial mayor Ruth García, y los agentes Róger Villachica y Johnny Dometz. A todos los ataron, amordazaron y degollaron. A todos los desnudaron y de García y única sobreviviente y testigo Estela Valderrama, abusaron sexualmente.

Además:

  • Duelo nacional
  • Las policías costarricense y nicaragüense no se detienen en el rastreo por aire y tierra en la zona fronteriza para atrapar a los responsables, quienes habrían huido hacia el sur. Escaparon en una camioneta de la Policía Nacional con rumbo desconocido.

    Oficiales que investigan el mútiple asesinato dijeron a la prensa de Nicaragua que tras analizar la sangrienta escena suponen que los delincuentes podrían “ser extranjeros pagados por narcotraficantes”.

    Lo que se cree es que los narcotraficantes, que antes han sido golpeados en la zona (se les ha decomisado droga), habrían enviado un mensaje a la policía, “con esta orgía de sangre, en la que todo fue planificado en detalle”.

    La Policía Nacional confirmó que los delincuentes se llevaron 31 fusiles de asalto AK-47, ocho pistolas Makarov y municiones. El armamento estaba en la armería de la la delegación policial de Bluefields.

    Decenas de policías intentaban ayer llegar hasta los hombres, quienes según pesquisas, son extranjeros que conocen muy bien la densa y quebrada zona.

    “Los asesinos escogieron el 4 de mayo, Día de la Dignidad Nacional (decretado por el Gobierno Sandinista, 1979-1990, pero que ya no se celebra), para asestar su golpe, que obviamente es grave”, añadieron los agentes.

    Intensa cacería

    Rogelio Ramos, ministro de Seguridad Pública, dijo ayer que los policías ticos se mantienen vigilantes en la margen del río San Juan.

    “Para llegar a la frontera tardarían cuatro días, es muy lejos. “Hay una condición selvática muy fuerte”.

    Una portavoz del Ejército de Nicaragua informó que tropas del Comando de operaciones especiales, junto con la Brigada de acciones antiterroristas de la policía forman parte de la búsqueda.

    En el rastreo participan paracaidistas y dos helicópteros de la Fuerza Aérea, así como unidades especiales de la Fuerza Naval. La idea es rodear a los delincuentes.

    Según los informes preliminares de la Policía, perros entrenados en búsqueda y captura han seguido la pista de los asesinos en dos direcciones, hacia comunidades indígenas del norte y otra rumbo al sur, al parecer para despistar.

    El presidente nicaragüense, Enrique Bolaños, participó ayer en las honras fúnebres del capitán Funes, quien residía en esta capital, y sus representantes hicieron igual en Bluefields, en el sepelio de García, Dometz y Villachica.


    Duelo nacional

    La conmoción y el dolor por el asesinato de los cuatro oficiales nicaragüenses tocó la puerta de varios sectores de ese país, desde el momento en que se conoció el hecho.

    El presidente Enrique Bolaños decretó ayer tres días de duelo nacional.

    El martes, el alcalde de Bluefields, Moisés Arana, suspendió las clases en la ciudad, mientras que el comercio apenas si abrió las puertas, en medio de una consternación general.

    El exjefe de la Policía Nacional, Fernando Caldera, afirmó ayer a un telediario nicaragüense que “este fue un baño de sangre, una orgía de sangre, para intimidar a la Policía y atemorizar a la población, en especial la del Caribe, blanco del narcotráfico”.

    El exjefe policial indicó que el narcotráfico “ha dejado en mano del presidente (nicaragüense, Enrique) Bolaños, la respuesta a los narcotraficantes, la Policía, en especial la del Caribe, necesita de mayores equipos y presupuesto para combatir el delito”.

    Centenares de oficiales de la Policía Nacional, que junto a grupos de civiles firmaban el martes en la sede de la institución un libro blanco de pésame, sostenían que “este golpe nos duele, pero nos obliga a ser mejores para combatir al crimen organizado”.

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