Sábado 8 de mayo, 2004. San José, Costa Rica.



 

Perspectivas

Lección de fe

Ovidio Muñoz

Faith tiene como siete años y unos ojos azules inmensos y brillantes.

Cuando era bebé, la tragedia llegó hasta su cuna: por accidente, un hermanito dejó caer algo prendido cerca de ella y el toldo alzó llama y la atrapó. El fuego estuvo a punto de matarla. Aunque no lo hizo, la desfiguró. Sus padres la abandonaron. Ahora ella, inocente como es, explica que no podían cuidarla.

Pero en su vida apareció alguien para quererla. No recuerdo el nombre, pero es una mujer que ha adaptado a casi una docena de chiquitos enfermos, algunos en etapa terminal. A todos les entrega tanto, que se queda sin tiempo para vivir su propia vida.

Ella fue quien la bautizó Faith –“fe” en español–. “Me puso así porque dice que todos necesitan tener fe”, cuenta la niña. Y tiene razón.

Por el presente, la madre sabe que el futuro de su hija será difícil. Todos se fijan en su cara. Los niños de la escuela donde asiste, hacen bromas, se ríen de ella... Y en la secundaria será peor, cuando la vanidad y las críticas traten de agrietar su fortaleza.

Por ahora, Faith vive entre la casa, el estudio y las salas de operaciones. Ya le han hecho no sé cuántas cirugías y su cara apenas tiene forma. Faltan muchas horas de dolor y sacrificio, pero ella parece tener una fuerza de voluntad a toda prueba.

Conocí el caso de Faith por un reportaje de la tele, en que se hablaba del coraje de su madre, quien, a pesar de todo, le entrega amor a niños que la mayor parte de la gente despreciaría.

Pensé en que hace falta tenerlos muy bien puestos para asumir semejante labor, y pensé en que, a pesar de tantas noticias negativas, es bueno saber que quedan personas buenas en este mundo.

A pesar de su apariencia, Faith no inspira lástima. Más bien, infunde coraje, contagia con su entusiasmo. Dan ganas de tener su misma fe para enfrentar cada jornada, para saber cómo sortear las dificultades, siempre inesperadas y al acecho.

En medio de sus penurias, Faith ansía algo a lo cual la mayor parte de nosotros apenas si le damos importancia. Mientras muchos cruzan los dedos por el carro del año, el viaje, el golpe de suerte, Faith quiere algo más valioso: ella sueña con su oreja derecha para colgar de ella un sencillo pendiente brillante.

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