Sábado 8 de mayo, 2004. San José, Costa Rica.



 

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Estos colgantes con forma animal estaban en el enterramiento.
Rodrigo RUBÍ para/Al Día

FULGOR ANCESTRAL

Medio siglo atrás, en el sur del país se hizo el hallazgo de oro indígena más grande hasta hoy

Ovidio MUÑOZ

Hace cerca de medio siglo, las llanuras del sur entregaron uno de los mayores tesoros del país. En Finca 4, una de las tantas extensiones de tierra explotadas por la United Fruit Company desde finales de los años treinta, los huaqueros hicieron un hallazgo magnífico: dos tumbas indígenas en las cuales había más de 160 objetos de oro. Hasta donde se sabe, no se ha encontrado nada igual desde entonces.

En realidad, eran tres enterramientos, explica Patricia Fernández, arqueóloga del Museo de Oro del Banco Central: dos grandes y uno más pequeño. El oro estaba en los mayores.

Además:

  • Deslumbrante
  • Uno de los lotes –88 piezas– fue adquirido por el Central; el otro, que tenía cerca de 86, fue sacado del país hacia una colección privada en Estados Unidos (hoy se exhibe en Durbanton Oaks, Washington); el resto fue llevado a Italia y la pista se perdió.

    La mayor parte de los objetos comprados por el banco no tenía señas de uso; eso lleva a pensar que fueron hechos exclusivamente para utilizarse como ofrendas funerarias. Todos forman parte de la colección dorada que se muestra en los bajos de la Plaza de la Cultura.

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    En 1996 se hicieron nuevas excavaciones en la misma zona donde habían sido hallados los enterramientos.
    Museo del Oro para/Al Día
    Nada del oro

    El sitio arqueológico Finca 4 fue mencionado por primera vez por la arqueóloga estadounidense Doris Stone, quien hizo excavaciones en la zona, en 1943. Ella informó sobre la presencia en el lugar de tres montículos –uno con tres esferas de piedra en la cima– y esculturas. Pero nada dijo sobre piezas de oro. Los saqueadores ya habían hecho su trabajo.

    Sin embargo, algunos tuvieron la delicadeza de recoger información muy detallada que luego compartieron con los científicos.

    El destino llevó a Samuel Lothrop, otro arqueólogo estadounidense, hacia el sur del país, aunque a él le interesaba más el norte. Allá se le informó que en el mismo sitio donde trabajaba habían sido hallados, años atrás, dos enterramientos en los cuales abundaba el oro. Decidió volver a excavar. (Vea recuadro).

    “Se encontró con un sitio arquitectónico muy importante. Descubrió que las tumbas estaban dentro de un montículo con escalinatas, que había esferas asociadas a los montículos, zonas empedradas, calzadas. Descubrió la complejidad arquitectónica asociada con el hallazgo del oro”, añade Fernández. Además, se preocupó por colocar las piezas en su marco arqueológico.

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    Rodrigo RUBÍ para/Al Día
    Algo enorme

    Investigaciones recientes, algunas de ellas del Museo Nacional, han permitido conocer que Finca 4 es solo una parte de un sitio enorme que cubre un área cercana a las 900 hectáreas. “Era un centro ceremonial importante. Los objetos de oro cumplieron una función como indicadores de rango”, añade Fernández.

    Nada se sabe de la persona (o personas) sepultada en las fosas de Finca 4. En ellas no había restos humanos cuando los arqueólogos excavaron.

    Los huaqueros tampoco informaron sobre la presencia de huesos o las manchas que éstos dejan algunas veces sobre la tierra. Pero otros enterramientos del sur dieron información importante. Doris Stone halló tumbas en las cuales había un personaje principal con otros (dos o tres) decapitados.

    Eso permite suponer que en Finca 4 ocurriera algo similar y que en las tumbas con ofrendas de oro había, como mínimo, un individuo.

    “El hecho de que una sola tumba aparezcan 88 objetos de oro nos dice mucho del nivel de importancia del individuo. Lo mismo su calidad, su tipo y la presencia de una esfera y un metate”, dice la especialista.

    A la vista

    Aunque el hallazgo de los enterramientos se hizo por medio de un huaqueo, los expertos del Museo del Oro consideraron que las investigaciones posteriores habían aportado información suficiente para colocarlo en su marco histórico y no dejarlo como un hecho aislado.

    Por eso recrearon una de las tumbas de Finca 4. La hicieron con base en los datos de los huaqueros y en las excavaciones posteriores de Lothrop y el Museo Nacional. En ella se colocaron reproducciones de las piezas originales fabricadas por los borucas.

    El tesoro hallado en Finca 4 podría no ser el más grande en cuanto a la cantidad de objetos, pero es el único que se ha podido poner en contexto. En eso se basa mucha de su importancia.

    Ver los enterramientos como parte de un todo permite conocer mejor a los pueblos que vivieron y murieron en esa parte del país. Por ejemplo, hoy se sabe que, de manera general, los sitios ubicados en las áreas bananeras se caracterizan porque tienen montículos circulares, rectangulares y cuadrangulares de muros de piedra, basamentos, caminos empedrados, cementerios, campos abiertos y estatuas monumentales, especialmente esferas de piedra.

    Desde el descubrimiento del tesoro de Finca 4 se han seguido hallando piezas de oro en otros sitios. Pero han sido pocas. Nada se compara con aquello. El fulgor no se ha repetido.


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    En el Museo del Oro, en San José, hay una recreación de una de las dos tumbas de Finca 4 en las cuales había más oro. Esta representa a la que contenía 88 objetos.
    Hugo PINEDA para/Al Día

    Deslumbrante

    El tesoro encontrado en uno de los dos enterramientos de Finca 4 contenía:

    Un metate

    Una esfera de piedra de 60 cm de diámetro

    Fragmentos de cerámica

    33 objetos de oro con forma de aves, ranas y figuras humanas con rasgos animales

    5 cascabeles

    5 discos decorados con formas de animales

    30 discos planos

    2 pectorales

    2 brazaletes

    10 cintas para la cabeza

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