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Las máximas autoridades educativas de Carolina del Norte escogieron a Lizbeth Alfaro como la mejor maestra del estado, en una gala realizada el 4 de mayo. La costarricense está concursando por el premio nacional, que se anunciará dentro de un año.
Cortesía de Lizbeth ALFARO/Al Día
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Tras un sueño ajeno
La tica Lizbeth Alfaro aprovechará su premio para impulsar ley en favor de indocumentados Jéssica I. MONTERO S.
jessicamontero@aldia.co.cr
La costarricense galardonada como la mejor educadora de Carolina del Norte, Estados Unidos, conversó ayer, a las 6: 30 p.m., vía telefónica con Al Día y aseguró que sigue muy emocionada por el galardón, el primero para una tica.
Carlos Rojas, esposo de Lizbeth Alfaro, respondió el teléfono y al momento en que se entera de que es una llamada costarricense, entre risas dice con orgullo “¿Adivine qué estamos haciendo? Unas riquísimas empanadas de pollo con frijoles”.
Esta mujer, maestra y madre turrialbeña, aprovechará la distinción regional que recibió el 4 de mayo, para promover una ley que permita a los muchachos inmigrantes ilegales estudiar en la Universidad al terminar la secundaria.
El premio, un reconocimiento tanto a la trayectoria como a la capacidad de la profesional costarricense, es un pase a la competencia nacional de educación, cuyos resultados se darán en un año. No lo esperaba–¿Cuándo se enteró del premio?
–Fue durante una gala en la capital del estado, con todos los finalistas. Era algo muy elegante y muy bonito. Cuando anunciaron mi nombre ¡no lo podía creer!
–¿Cómo fue el proceso de selección?
–Muy duro. Tuvimos que llenar cuestionarios con preguntas sobre la educación actual, el futuro y cosas como esas. Hicimos varias entrevistas y sesiones, además pasamos dos días exponiendo sobre el programa de la administración Bush que se llama “Ningún niño dejado atrás”, donde teníamos que sugerir cambios a la ley y por qué hacerlos.
–¿En qué consiste el reconocimiento?
–Voy a estar un año sin dar clases, para viajar por el estado y otros lugares, dando y asistiendo a conferencias o charlas de motivación. Además, me dieron un automóvil Mazda 2004, una laptop, paquetes tecnológicos para utilizar en el aula y $7.500 (¢3 millones), además de los viajes.
–¿Cuáles son sus expectativas para ese año?
–Espero aprender mucho, además, pronto vamos a tener una cena en la Casa Blanca, con el presidente Bush, que me emociona mucho. Y quiero impulsar una ley que ya pasó en Texas y California, para que los muchachos ilegales, con cuatro años de estar aquí y se gradúan de secundaria, tengan derecho a estudiar en la Universidad. La idea es que vean a estos niños como un recurso y no como un problema. He visto enorme talento de muchachos, incluidos costarricenses, desperdiciarse trabajando en cualquier cosa, porque no pueden seguir estudiando.
–¿Cuál es su especialidad?
–Soy maestra de inglés como segunda lengua. Por eso, parte de las charlas que voy a dar es a educadores americanos, que nunca han tratado con niños hispanos y no saben cómo ayudarlos y enseñarles. A veces hay un choque de culturas muy fuerte, que se debe entender para poder pasarlo. ¡Gracias papás!Don Erlindo Alfaro y doña Carmen Chaves son los papás de Lizbeth y otros ocho hermanos, a quienes la maestra lleva siempre presentes, lo mismo que a su natal Turrialba.
–Usted ha señalado el papel de sus papás en su formación...
¡Claro! Ellos hicieron sacrificios tremendos, pues aunque no tuvieron oportunidad de estudiar, siempre insistieron en que yo sí. Fueron los primeros que mencioné en mi discurso, porque éste también es el sueño de mis papás. Además, ellos me enseñaron que un título es la mejor herencia y eso impacta mucho a la gente aquí.
–¿Extraña Costa Rica?
Claro, son 13 años de estar lejos y por eso en mi casa todo es tico y todo en español. A mis hijos (Priscilla y Manuel) les leo y les hablo en nuestro idioma, porque es mi orgullo que sean bilingües.
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