Lunes 22 de noviembre, 2004. San José, Costa Rica.


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Campeonato Nacional 2004-2005


 

Imágenes del encuentro Costa Rica-Honduras

Foto Principal: 854982
Cambiando
Dos excavadoras limpiaron ayer, a las 8:25 a.m., las instalaciones de la compañía Palma Tica, donde dos tanques de agua se vinieron abajo luego del fuerte temblor.
Allen CAMPOS/Al Día

Despertando del temor

Pobladores de Parrita y Quepos

Alejandra MADRIGAL ÁVILA

Parrita y Quepos.- Fue un amanecer distinto, sin agua, sin un techo donde encontrar seguridad y con el temor presente de que un nuevo sismo vuelva a sorprenderlos.

Los más beneficiados tuvieron por techo una escuela o salón comunal, otros improvisaron tiendas de campaña en plazas de fútbol o las pusieron en pequeños espacios, entre los cuadrantes de las fincas de aceite de palma africana, que existen acá en el sur del país.

Así pasaron ayer el día los miles de pobladores de Parrita y Quepos, quienes dicen entre risas nerviosas, saber lo que es vivir en el epicentro de un sismo.

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Afuera con todo
Varios vecinos ayudaron ayer a limpiar el comisariato de Damas. Víctor Hugo Cajina, administrador del local, dijo que tuvo pérdidas millonarias. “Solo nos quedó algo de arroz y azúcar. El pollo y los refrescos se nos perdieron”.
Allen CAMPOS/Al Día

Además:

  • Impresionante poder de sismo
  • Suspenden lecciones en Quepos
  • 37 años abajo
  • En algunos de ellos todavía persiste algo de angustia, pánico, así como las heridas y raspones que ocasionó el temblor de la madrugada del sábado. Pero dicen que se levantarán. Tienen que hacerlo: “hay que comer”, dicen.

    Ayer también otro sismo los despertó: “Nos han dado bonito”, “Vamos a empezar a acostumbrarnos”, fueron algunas de las frases que se escuchaban ayer en las calles de esas localidades.

    Son los barrios en Parrita los que lucen más afectados: casas destruidas, carreteras agrietadas y sin agua. En Quepos, Damas es la que concentra la mayor cantidad de casas y comercios destruidos.

    Es más, ayer algunos pobladores de Isla Damas, afirmaron que el pequeño pedazo de tierra se había hundido producto del temblor, pero las autoridades negaron esa posibilidad.

    Además, el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarrillados (AyA) tuvo que abrir sus bombas, para distribuir agua entre los vecinos, dadas las altas temperaturas y la falta del líquido.

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    Ayuda por favor
    Kenneth Vindas, de 15 años, ayudó ayer, a las 11:23 a.m., a llenar baldes y estañones para que los vecinos de Pueblo Nuevo de Parrita tuvieran un poco de agua.
    Allen CAMPOS/Al Día
    ¿Para dónde?

    A pesar de las horas que han pasado, los pobladores sienten incertidumbre, sobre todo los laboran para la Compañía Palma Tica, debido a que tanto las casas donde habitaban como los comercios que administraban, son propiedad de la empresa.

    Abelardo Garro, de 47 años, es uno de esos empleados. “Lo que nos preocupa es nuestra situación laboral. Mañana (hoy) nos presentaremos a trabajar, pero también necesitamos una casa donde estar, porque a esas nadie nos mete”, dijo el hombre mientras observaba incrédulo cómo las viviendas de madera y colocadas sobre pilotes se vinieron abajo.

    “A mi casa ni loca entro, no ve que está toda echada hacia un lado y si se viene otro socollón, no quiero ni volver a saber lo que es caer de allí”, le interrumpió Divina Durán, ambos vecinos de Finca Pocares, en Parrita.

    Junto a ellos estaban, en el corredor de la Escuela de Pocares, otras cuatro personas. Ese es el sitio que tendrán por casa, mientras se les resuelven sus problemas.

    Aparte del albergue que instaló la Cruz Roja en ese centro educativo, donde durmieron 57 personas, en el salón comunal de Damas, otras 50 personas pasaron la noche.


    Foto Principal: 855133
    ¡Qué diferencia!
    Mario Fernández muestra dos sismogramas. El de abajo representa los movimientos registrados entre las 4 a.m. del sábado y las 7 a.m. de ayer. El de arriba es del 13 de noviembre.
    José RIVERA/Al Día

    Impresionante poder de sismo

    Liberó energía equivalente a 1 millón de toneladas de dinamita

    Sylvia ALVARADO MARENCO

    La energía liberada por el fuerte sismo de 6,2 grados que despertó al país la madrugada del sábado, equivale a la que produce una explosión de un millón de toneladas de dinamita.

    También a la liberada en la prueba atómica de 1946, en las islas del suroeste de Hawaii.

    Así explicó el sismólogo Mario Fernández, de la Red Sismológica Nacional de la UCR, el impacto que se sintió en todo el país por el temblor del sábado, que hasta las 5 p.m. de ayer había registrado 527 réplicas.

    De ellas, las dos más fuertes se sintieron la madrugada del domingo, a la 1:20 a.m., con una magnitud de 3,9 grados, y otra a las 2:44 a.m., de 4 grados en la escala de Richter.

    Fernández indicó que el terremoto de Tilarán, de 1973, provocó cinco mil réplicas en los dos meses siguientes. Aclaró que no existen elementos “para afirmar ni para descartar” que en los próximos días ocurra otro evento grande en Quepos.

    Ayer, a las 4:35 p.m., también se sintió “levemente” un temblor de 3,7 grados en San Vito de Coto Brus, que no tuvo relación con el de Quepos.

    ¿Temblor o terremoto?

    Fernández explicó que un temblor de 7 grados “para arriba” es un terremoto, pero que los de menor magnitud también pueden estar en esa categoría si acarrean gran muerte y destrucción, como ocurrió, en 1972, con el de 6 grados que destruyó Managua y causó 11 mil muertos.

    El del sábado, para Fernández, sigue siendo “un temblor fuerte”.

    Tan fuerte que nos hizo pensar que era eterno, cuando en realidad no percibimos más de 30 segundos, aunque la tierra duró unos 10 minutos oscilándose. “Ninguna ciudad del mundo resistiría en pie tres minutos con un movimiento como el que sentimos”, y que dependiendo de la cercanía con el lugar del epicentro, “puede verse viajar en ondas sobre la tierra, como si fueran las olas del mar”, explicó el experto.


    Foto Principal: 854989
    Dónde dormir
    Karla Vargas, de 4 años, permaneció ayer junto a su familia en la Escuela de Pocares de Parrita, que funciona como albergue. Hoy, en esa y otras escuelas las clases fueron suspendidas.
    Allen CAMPOS/Al Día

    Suspenden lecciones en Quepos

    Y 3 centros de Puriscal

    Sylvia ALVARADO MARENCO

    La Comisión Nacional de Emergencia (CNE) acordó suspender hoy las clases en los centros educativos de Parrita y Quepos.

    El viceministro de Educación, Wilfrido Blanco, indicó que también se suspenderán lecciones en tres centros educativos de Puriscal por daños estructurales tras el sismo del sábado.

    La CNE mantuvo ayer alerta amarilla en el Pacífico Central, mientras que ingenieros de la CCSS determinaron la necesidad de reubicar la Clínica de Parrita.

    El presidente de la Caja, Alberto Saénz, informó anoche que el servicio de emergencias se seguirá prestando en la clínica, pues esa área no sufrió mayores daños, pero que trasladarán un Ebais móvil, que visitará las comunidades, y valoran la posibilidad de alquilar un salón multiuso de la iglesia de Parrita, “para brindar el resto de servicios, mientras demuelen y construyen una nueva clínica”.

    Funcionarios de Acueductos y Alcantarillados reportaron que Quepos cuenta con agua potable pero en Parrita, varias comunidades están sin agua, por lo que enviarán camiones cisternas e instalarán reservorios en puntos fijos donde la población pueda abastecerse.

    En Quepos, el servicio de electricidad fue restablecido, según reportó el ICE y el MOPT informó que la Ruta 34 (Costanera) está en buenas condiciones, mientras que en la ruta 239, (de Puriscal a Parrita), el paso es regulado debido a múltiples derrumbes.

    Unas 100 personas permanecían ayer albergadas en la escuela de Pocares, en Parrita, y en el club de trabajadores de Finca Damas, en Quepos.

    La noche del sábado, 12 familias de Isla Damas fueron trasladadas al salón comunal Bella Vista, pero ayer en la tarde regresaron a sus hogares.

    En ese lugar, un equipo de ingenieros y arquitectos evalúa los daños estructurales en 80 viviendas que presentaron problemas para decidir las acciones a tomar con respecto a sus habitantes.

    Daños en las casas se reportaron en Aguirre, Parrita y Garabito de la provincia de Puntarenas y Desamparados, León Cortés, Dota, Montes de Oca, Escazú, Goicoechea, Alajuelita, Aserrí, Vázquez de Coronado y Puriscal, en San José.

    De acuerdo con las inspecciones hechas, solamente en el Área Metropolitana, se reportan 148 viviendas con algún tipo de daños, sin tomar en cuenta los sitios cercanos al epicentro.

    La CNE desminitó rumores sobre la posibilidad de otro sismo de igual magnitud, “ya que no se puede determinar cuándo ni dónde puede ocurrir un sismo”.


    Foto Principal: 854973
    Seguir adelante
    Doña María Calvo ayudaba a su hijo, Víctor Hugo Cajina, a limpiar la casa y el comisariato de Finca Damas. La mujer tuvo que salir en la madrugada del sábado por una de las ventanas del lugar, luego del temblor de 6,2 grados.
    Allen CAMPOS/Al Día

    37 años abajo

    Finca Damas, Parrita. Caminaba por las retorcidas y quebradas tablas del comisariato que su familia ha tenido bajo su administración por 37 años.

    Lo hacía con extrema destreza, pero aún así no salía del asombro, pues la madrugada del sábado dormía en el segundo piso del lugar cuando el temblor de 6,2 grados la tiró abajo.

    Es doña María Calvo, de 67 años, quien dice haberse llevado el susto de su vida. “Viera que feo se hacía eso acá. Es que la parte de los cuartos estaba a casi dos metros de altura y vea, ahora estamos casi a nivel del suelo”.

    Ella salió por una ventana del viejo comisariato de Finca Damas, el día del temblor, en medio de la oscuridad, pues la luz se había ido.

    El lugar, que fue construido en 1938, a fin de asegurarles a los trabajadores de las fincas un sitio donde abastecerse de alimentos, hoy es un cúmulo de viejas tablas quebradas, por donde doña María recogía vidrios y algunas “cosillas que sirvan”. El local es propiedad de la compañía Palma Tica y administrado por una familia.

    Al lado de la mujer, estaba su hijo Víctor Hugo Cajina, administrador del comisariato. “Sacamos lo que podemos y lo vamos a trasladar al Club de los Trabajadores. No he hecho cálculos, pero le aseguró que tengo pérdidas totales”.

    Esta familia, con la ayuda de varios vecinos, trataba de recoger lo que quedaba, pero en todos estaba la incertidumbre de qué pasará.

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