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Enrique Quirós, vecino de La Katira de Guatuso, es uno de los protectores del “Árbol Monumento de La Paz”. Ayer a las 10 a.m, mostraba las diferentes especies que crecen alrededor del gigante ceiba de 37 metros de diámetro.
Rafael PACHECO/Al Día
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Gigante de la paz Juan Pablo CARRANZA
jpcarranza@aldia.co.cr
Ciudad Quesada.- Es tan ancho como un ruedo de toros y tan alto como un edificio de 15 pisos, pero su impacto en la gente es más fuerte que el de las artes taurinas y su belleza no pudo ser mejor diseñada por otro arquitecto que no fuera Dios.
Es un árbol de ceiba de 37 metros de diámetro y 48 metros de altura, ubicado en La Katira de Guatuso, que desde 1989, por decreto del Ministerio del Ambiente y Energía (MINAE), es conocido como “Árbol Monumento de la Paz”.
Este imponente Ceiba Pentandra –nombre científico- mucho años atrás estaba escondido entre una extensa área de bosque primario. Debido al crecimiento agrícola en sus inmediaciones, ahora el árbol, de aproximadamente 348 años, descansa solo entre una hectárea de bosque alrededor.
Pedro Alvarado, quien administra la entrada al Parque Nacional Volcán Tenorio, es uno de los protectores del “Árbol Monumento de la Paz”, ante la inconciente mano de quienes se han atrevido a intentar talarlo y destruir las especies aledañas.
Más de una vez, cuenta don Pedro, personas inescrupulosas rompieron las cercas que protegen el área del árbol y en una ocasión se robaron la placa que lo reconoce como monumento. InigualableEste inmenso ceiba es hogar de múltiples especies de flora y fauna.
Cómo dato curioso, explica Alvarado, el árbol de la paz alberga a tres variedades de ranas dentrobates, caracterizadas por sus colores rojos intensos y tener las “patas” color celeste.
En otras ocasiones, comenta el encargado, se han visto escorpiones “tobobo”, conocidos por los aros color rojo en su cuerpo.
El MINAE otorgó el título de monumento al gigante ceiba en honor al expresidente Óscar Arias, a quien en 1987 se le otorgó el premio Nóbel de la Paz.
A pesar de la riqueza histórica natural, sostenida por cuatro enormes raíces-columnas, y coronada por una copa de 55 metros de diámetro, pocos son los pobladores de Guatuso que conocen sobre el árbol.
Para don Pedro “hay mucha ignorancia porque la gente no cuida ni reconoce las riquezas que poseen en su pueblo”.
Aun así, personas como él y otros vecinos del gigante árbol, seguirán entregándose a la protección de este monumento con vida.
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