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Butaca 1
Al fiscal Leonardo Perucci
En Italia, concretamente en Sicilia, tuvo su origen. En 1800 nace la Mafia como la organización criminal que conocemos. Gente que se hace rica estafando, cobrando protección, extorsionando a los honestos, viviendo del trabajo ajeno, etc., etc.
No tienen respeto por nada, salvo por su propia organización que llaman “familia”, y que tiene un cabecilla: el “Padrino”, ya que todos se benefician con lo que él planifica.
Visten “elegantemente”, por lo general de negro. Trajes a rayas, uñas barnizadas y carros último modelo. Se confunden con los nuevos ricos y con la alta sociedad.
Sus hijos se educan en los mejores colegios y, a menudo, ignoran las actividades delictivas de sus progenitores hasta que les toca a ellos hacerse cargo del negocio. La ópera les trastorna, al igual que las prostitutas.
Como vivimos en un mundo globalizado, este proceder de la “mafia italiana” fue importado a nuestro país, y no precisamente por italianos, sino por vernáculos habitantes de esta angosta faja de pesares.
Por los últimos acontecimientos, podemos concluir que empresarillos, politiquillos, curillas, abogadillos, notarillos y etceterillas han tomado por asalto a nuestra “Suiza centroaméricana”, y, si no nos ponemos vivos, asombrados veremos cómo arrean con el santo y la limosna.
Yo espero que nuestro fiscal Dall' Anese siga siendo el Eliott Ness que esperamos, que don Abel y todos nosotros le entreguemos toda la ayuda material, y que, por sobre todas las cosas, sigamos siendo activos participantes del “ESCUADRÓN ANTICHORIZO” y denunciemos cuanta carambada nos parezca sucia.
El asalto de la mafia local no es solo contra el bolsillo de los costarricenses.
Es contra la concepción de vida que este pueblo escogió, contra el estatus social que nos distingue en el mundo, contra el futuro de nuestros hijos, contra la paz que pregonamos, es... en definitiva... contra la vida y contra el ser humano.
Bien sabemos que el que atenta contra la vida es un criminal que debe ser castigado. Y no importa qué cargos haya ocupado o lo que le ronque.
Adelante con los faroles, señor Fiscal. Que no le tiemble la mano.
Estamos con usted.
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