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Falso traslado
Para “despistar” a los medios de comunicación, ayer a las 10:10 a.m. efectivos de seguridad simularon trasladar en una “perrera” al expresidente Rodríguez a la cárcel de San Sebastián.
Abelardo FONSECA/Al Día
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De la celda al apartamento
Engaño, persecución y misterio Carmen NAVARRO LEIVA
cnavarro@aldia.co.cr
En medio de tres custodios, el expresidente Miguel Ángel Rodríguez fue trasladado ayer a las 8:00 a.m. de las celdas que están en el sótano del II Circuito Judicial de San José, en Goicochea, hasta el Juzgado Penal, que está en el segundo piso del edificio. Su declaración duró hora y 28 minutos. Rafael Gairaud, abogado del exmandatario, dijo ayer a las 9:45 de la mañana que su cliente fue informado de las denuncias en su contra.
“Él declaró ampliamente sobre los hechos y los cargos que se le imputan. Don Miguel los rechazó”, agregó Gairud.
A las 10:00 a.m., la tensa calma que se vivía en los alrededores de los tribunales, se interrumpió con el sonido de las sirenas de los carros, que anunciaban a la salida del sótano. Se sospechaba que en la conocida “perrera” trasladarían a Rodríguez a la cárcel de San Sebastián.
Una fila de seis carros formaron parte de la caravana. Tras ellos, iban los vehículos que transportaban a periodistas, fotógrafos y camarógrafos.
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Bajo vigilancia
Francisco González, director médico de la Clínica Biblica, confirmó ayer en la mañana que al exmandatario se le subió la presión.
Abelardo FONSECA/Al Día
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Las rotondas de la Bandera, la Fuente de la Hispanidad, las Garantías Sociales y la ruta que conduce a los Hatillos, hasta llegar a la cárcel de San Sebastián, formaron parte del recorrido. En medio del alboroto y escándalo, la expectativa creció en este barrio del sur de la capital, pero el desánimo y la decepción llegó para los comunicadores, cuando confirmaron que todo fue un engaño para “despistarlos”.
Fue ahí donde la búsqueda de Rodríguez tuvo como destino la Clínica Católica, frente a los tribunales de Goicochea. Con presión altaAyer a las 10:28 de la mañana el expresidente ingresó a esa Clínica.
“Aún tomando el tratamiento, el problema que genera un estrés elevado violentó el estado de salud de don Miguel. Por eso, se le subió la presión”, explicó Francisco González, director médico de la clínica.
González afirmó que para descartar cualquier complicación, fue necesario hacer al exmandatario exámenes de tórax, laboratorio y un electrocardiograma. Cuatro horas después se tendría el resultado de la pruebas. Mientras estas llegaban, se prohibieron las visitas y se extremó la seguridad en todo el edificio.
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Nueva casa
Desde ayer en la tarde, un condominio en Vargas Araya de Montes de Oca es la nueva residencia de Rodríguez.
Abelardo FONSECA./Al Día
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Los pasillos y ascensores que comunicaban a las habitación 231, en el tercer piso de la clínica, estaban bajo estricta vigilancia.
Luego de seis horas de estar internado, una nueva sorpresa y otro alboroto llegó a Goicochea. A las 4:05 de la tarde, por una puerta lateral del edificio y custodiado con seis policías, don Miguel Ángel dejó la clínica.
Un automóvil color verde y con vidrios polarizados, inició la ruta desde Goicochea hasta el barrio Vargas Araya, en Montes de Oca. Eran las 4:15 de la tarde, cuando el carro entró a los condominios “Manú Internacional”.
El carro se parqueó frente al apartamento número 39.
La llegada del nuevo vecino, acompañó la molestia de los vecinos. “80 años tengo de vivir aquí, este es un barrio pobre pero de gente buena y trabajadora”, dijo Estela Fernández. Don José Orozco, otro vecino de Vargas Araya, lamentó la situación que vive el expresidente. “Me duele por lo que sufre, pero no me gusta que viva en el barrio”, comentó.
Ya anoche se oían los gritos de muchas personas que, desde sus vehículos, lanzaban toda clase de insultos. Por eso, hay más seguridad y control: efectivos de la Fuerza Pública vigilarán la nueva residencia del exmandatario durante las 24 horas.
Descalzo, sin dormir y a ratos molesto
Primera noche de Rodríguez en la cárcel Mónica UMAÑA D.
monicau@aldia.co.cr
Colaboró Álvaro SÁNCHEZ
Miguel Ángel Rodríguez durmió poco, en una cama de cemento. Se quitó los zapatos y leyó un libro.
Así pasó su primera noche el expresidente de la República, acusado por corrupción agravada, asociación ilícita y enriquecimiento ilícito.
Estuvo toda la noche en una celda de tres por tres metros, la misma en la que estuvo detenido el expresidente ejecutivo de la Caja Costarricense del Seguro Social, Eliseo Vargas. Toda la celda es de cemento, y tiene un pequeño inodoro en su interior, sin ducha.
En el II Circuito Judicial de San José hay otras dos cárceles para 20 personas. La única celda individual es en la que estuvo Rodríguez.
Según un funcionario de cárceles, que pidió no ser identificado, el exmandatario se veía tranquilo, serio y, en ocasiones, un poco enojado. También se le veía agotado.
El exsecretario de la Organización de Estados Americanos (OEA), prácticamente derribado del cargo por acusaciones de que en su Gobierno presuntamente recibió sobornos de la telefónica francesa Alcatel, la empresa española Inabensa y de Taiwán, usaba el mismo traje gris con el que llegó al país el viernes, a las 2:27 p.m., procedente de Washington, en el vuelo 681 del Grupo Taca.
Cuando necesitó ponerse más cómodo, se quedó sólo con la camisa blanca y las mangas arrolladas, una especie de chaleco y el mismo pantalón gris.
Su abogado Rafael Gairaud dijo que la noche del viernes un familiar le envió comida, pero no quiso identificar a ese familiar. Rodríguez se habría sentado a leer un libro como a las 12:30 a.m.
El economista, de 64 años recibió tres visitas: sus abogados Rafael Gairaud y Jorge Matamoros, entraron a hablar con él en dos ocasiones. Además, su primo, el exministro de Seguridad Pública (1978-1980), Juan José Echeverría Brealey, lo visitó alrededor de las 10:30 p.m.
“Lo encontré tranquilo, reposado, como una persona que está enfrentando su responsabilidad como lo hacen los hombres. Fui a ponerme a sus órdenes, a saludarlo como abogado y primo”, dijo ayer Echeverría´, vía teléfonica.
A las 5:00 de la mañana le llevaron café; y fue hasta que llegó a la Clínica Católica, a las 10:28 a.m, que se se bañó y se cambió de ropa.
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