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Orlando Corrales, mecánico de Heredia, fue condenado a 28 años de prisión por matar al finquero Juan Félix Berrocal (foto inserta), en Coopevega de Cutris. La foto corresponde a los funerales de la víctima, celebrados el 17 de marzo del año pasado en Ciudad Quesada.
Archivo/Grupo NaciónAl Día
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En firme sentencia contra homicida Marcela DELGADO, corresponsal
* Colaboró con esta información Vivian MEDINA, corresponsal.
Ciudad Quesada.- El Tribunal de Juicio de San Carlos dejó en firme la sentencia contra Orlando Corrales, mecánico de Heredia, a quien le atribuyeron los delitos de homicidio calificado, robo agravado en grado de tentativa, resistencia agravada y tenencia de armas prohibidas.
La Sala Tercera dejó sin lugar el recurso de casación presentado por la defensa del imputado.
Corrales retuvo y asesinó a Juan Félix Berrocal Kooper, el 14 de marzo del 2003, en una finca de Coopevega de Cutris.
Por esos delitos se le impuso una pena de 28 años de cárcel, así como al pago de las costas judiciales.
Durante el juicio, celebrado el 12 de febrero de este año, en primera instancia, Corrales se abstuvo de declarar, pero, casi al final del debate, negó los cargos. Dijo ser víctima de un individuo que lo presionó para actuar, según consta en la sentencia, de la cual El Norte/Al Día tiene copia.
El documento consigna que “el imputado sentía lo sucedido, y que fue engañado por un sujeto a quien solo conoce como (...), quien llegó a su taller en Barreal de Heredia buscando a (...), el jefe de los taxistas piratas, que le dijo que no estaba, entonces le propuso que se ganara ¢60 mil para venir a Coopevega a cobrar un dinero que le debían...”.
Para tal efecto, utilizó un vehículo de los que reparaba en su taller.
Una vez condenado, Corrales aseveró que había sido víctima de amenazas para que no hablara. Sin justificaciónEl 14 de marzo del 2003, Juan Félix Berrocal Kooper se encontraba durmiendo en uno de los dormitorios de la vivienda, ubicada en la finca que administraba en Coopevega de Cutris.
A eso de las 7:30 p.m., según señala el expediente, Corrales, en compañía de dos personas más, aún desconocidas, se introdujo a la casa por una ventana.
Una vez dentro, sustrajeron un arma, tipo fusil, y un revólver, y, utilizando una AK-47, amenazaron y secuestraron a Berrocal, a quien llevaron a la fuerza hacia el exterior de la vivienda, donde se encontraba un pick up, que obligaron a abrirlo y, de ahí, sustrajeron dos maletines. Después, llevaron a Berrocal, bajo amenazas, a un potrero, a unos 300 metros de la casa, donde le propinaron dos balazos en la cabeza con la AK-47. La víctima murió de forma inmediata en el lugar.
En primera instancia, se cree que el móvil del homicidio fue el robo, pues el imputado declaró que la persona que lo contrató, iba en busca del dinero de la planilla que Berrocal pagaba a los peones. Presencia policialLas interrogantes en este caso las aportan dos oficiales de la Fuerza Pública, pues declararon que, al llegar al lugar, vieron a tres individuos, de los cuales dos huyeron entre la montaña y el otro quedó detenido (Corrales).
Sin embargo, en su declaración, Corrales solo menciona a una persona, que, según él, es el autor intelectual del hecho.
Al respecto, la familia de Berrocal se muestra disconforme y preocupada, pues afirman que el hecho queda impune. (Ver nota aparte) Según se dice en la sentencia, miembros de la Fuerza Pública llegaron al lugar, tras ser alertados sobre la presencia sospechosa de un pick up en una vía sin salida.
En el sitio, los policías escucharon detonaciones y observaron a los tres sospechosos: uno estaba guardando las armas en la cajuela y dos más huyeron, luego de dejar las armas botadas.
Los oficiales detuvieron a Corrales, quien opuso resistencia e, incluso, trató de apuntar con una de las armas.
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Marvin Berrocal, hermano del finquero asesinado, dijo ayer que ni él ni su familia están satisfechos con la investigación efectuada por las autoridades sobre la muerte de Juan Félix.
Alexánder OTÁROLA/Al Día
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“El pez gordo está suelto” Marcela DELGADO, corresponsal
Ciudad Quesada.- “Mi hermano vivía para los demás, siempre les ayudaba a los peones con el diario o con lo que necesitaran. Él era demasiado buena gente, y a veces no compraba algo para su casa por ayudar a los demás”, comentó Marvin Berrocal Kooper, al recordar a su hermano Juan Félix.
Juan Félix murió hace un año y siete meses, cuando le dispararon en la cabeza, en una finca de Coopevega de Cutris.
Pese a que el único imputado de este caso ya descuenta su condena, Berrocal dice sentirse disconforme con el avance del caso.
“Mi sentir y el de mi familia es ése: estamos disconformes porque sentimos que el caso ya murió. Sabemos que está abierto, pero no puede ser que solo haya una persona pagando”, afirmó en el Ingenio Quebrada Azul, donde trabaja.
Esta familia aún no se repone del dolor de perder a uno de sus siete hermanos, y de forma tan cruel.
“La condena no es nada, sabiendo que él privó una vida, dejó una familia sin cabeza y un dolor que no pasará”, agregó Berrocal. Faltó investigarA la molestia se une el hecho de que “nunca se investigó bien cuántos sospechosos eran. La policía dice que tres, y el detenido afirma que uno. A estas alturas, no sabemos nada”.
Berrocal considera que “el pez gordo de este caso aún anda suelto. A veces creo que este señor que está preso, ni fue el que haló el gatillo, solo sé que tuvo que ver, pero el verdadero homicida aún está libre”.
Agregó que el robo fue una excusa, pues lo que los sospechosos sustrajeron no era de valor importante, y tampoco buscaron exhaustivamente el dinero.
“Yo sé que en Coopevega había gente que le envidiaba a mi hermano, pues tenía un buen trabajo y, cuando él entró a esa finca, muchas cosas cambiaron para bien. Por eso, yo y mi familia creemos que en esa comunidad hay alguien involucrado”.
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