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¡Cómo costó!
Después de siete rondas de votación, 40 diputados decidieron elegir a Fernando Cruz como nuevo magistrado de la Sala Constitucional. Mañana será juramentado en la Asamblea Legislativa.
Rafael PACHECO/Al Día
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“Siento un gran reto”
Fernando Cruz, nuevo magistrado de la Sala IV Keneth ROJAS BARRANTES
kerojas@aldia.co.cr
Pocas horas antes, 40 diputados de la Asamblea Legislativa lo habían elegido. Siete rondas de votación concluyeron con su nombre en la cumbre.
Mañana martes será juramentado por el Congreso, cuando el reloj marque las 3:30 p.m.
A partir de ese momento será lo que, desde 1986, ha deseado ser... magistrado de la Sala Constitucional. Se trata de Fernando Cruz Castro, quien el viernes en la tarde nos atendió en su oficina, en el octavo piso de la Corte Suprema de Justicia. Todavía recibía llamadas de felicitación y deseos de buena suerte.
En esa oficina número 800, pequeña, en cuyas paredes de madera se respiraba optimismo, felicidad y satisfacción.
Esa oficina que en pocos días lo extrañará...
Cruz es especialista en Derecho Penal, actualmente funge como magistrado suplente de la Sala IV. Además es juez coordinador del Tribunal de Casación Penal.
Trabaja en el Poder Judicial desde 1972. Incluso fue el Fiscal General de la República entre 1983 y 1986.
Con voz pausada, tranquila y hasta con tono de sorpresa, respondió a nuestras preguntas.
– ¿Le sorprendió su elección como nuevo magistrado de la Sala Cuarta?
– Sí, me sorprendió porque había mucho estira y encoge político. Me pareció que sería difícil la decisión de los diputados. Llegó un momento de la votación en el que me pareció un poco desesperante seguir escuchando, lo veía muy complicado. Estaba en mi oficina y lo que hice fue apagar el radio e irme a caminar. Cuando regresé un compañero me dio la noticia.
– ¿Cuáles son sus expectativas y metas como nuevo magistrado?
– Tratar de sacar el máximo trabajo posible, ser colaborador y ayudante con mis compañeros para que la Sala mantenga los niveles de excelencia y trascendencia que ha tenido hasta la fecha.
– ¿Cree usted que la Sala Cuarta ha flaqueado en algún momento de sus 15 años de existencia?
– En términos generales ha tenido un impacto muy positivo, probablemente algunos fallos son muy polémicos, pero el balance es realmente muy positivo. Su papel es tal vez una de las instancias judiciales que tiene mejores cuotas de excelencia y de aceptación popular. Eso no significa que siempre tenga que resolver conforme a un sentimiento popular.
– ¿Necesita la Sala Cuarta algún tipo de reforma para mejorar?
– Me parece que la reforma actual planteada por la propia sala para crear instancias especializadas de recursos de habeas y de amparo, así como racionalizar algunas de las reglas de procedimiento, es una prioridad muy importante porque la Sala está presente en una grave disfunción por exceso de trabajo. La Sala es presa de su propio éxito, pero la cantidad de trabajo que ingresa hace que haya un retraso estructural que se debe resolver.
– Precisamente sobre ese tema, ¿considera que la ciudadanía ha abusado de la Sala o es que el Estado abusa mucho de los ciudadanos?
– El exceso de trabajo se debe a que hay buenos ejemplos de éxito para muchos ciudadanos en la defensa de derechos. También proviene de graves disfunciones que existen en otras áreas, como el contencioso administrativo y el civil que hay que abordar para que no se resuelvan a través de recursos de amparo en esta instancia. La Sala hereda las asignaturas pendientes en otras materias, y eso hace que haya un sesgo estructural que recargue las funciones.
– ¿Cómo se siente al unirse al grupo de magistrados de la Sala Cuarta?
– Siento un gran reto para llenar las expectativas de quienes me han electo, mantener una gran independencia de criterio y poder interpretar los valores que inspiran la Constitución. Siento una gran responsabilidad para enfrentar los niveles de trabajo que demanda ese puesto.
– ¿Es este nombramiento su principal logro profesional?
– No, creo que el principal logro de uno es mantener siempre la tranquilidad de conciencia.
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