Martes 19 de octubre, 2004. San José, Costa Rica.


Luis Miguel en concierto...

Campeonato Nacional 2004-2005


 

Punto y aparte

El discurso político

Vladimir de la Cruz

La corrupción que palpamos, ha estado precedida de un discurso político que la ocultaba.

Este discurso ha mencionado la necesidad de vender activos del Estado, y de privatizar instituciones económicas y sociales que Costa Rica ha forjado con visión de progreso.

Las universidades públicas, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), el Instituto Nacional de Seguros (INS), la nacionalización de los bancos, el Consejo Nacional de Producción o el Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo son algunas manifestaciones que contribuyeron a la prosperidad nacional.

Gracias a ellas, se desarrollaron exitosamente muchas empresas privadas y extranjeras, y se fortaleció el capitalismo nacional con sus grupos económicos. Y, de esa manera, llegaron a todo el país caminos, electricidad, telefonía, asistencia social, salud, educación, agua y vivienda digna.

Las políticas neoliberales de los últimos 20 años promueven que un grupo del sector privado se apodere de estas instituciones, a fin de acumular la capacidad de riqueza social que ellas generan.

Las acusan de ineficaces, ineficientes, de poseer burocracia, excesivos privilegios laborales, buenos y altos salarios, de fomentar la vagabundería, y se las disputan destruyendo su imagen pública, moral e institucional.

Esto lo justifican en los valores de los “ganadores”: éxito económico, eliminación del débil, ostentación y lucro desmedido.

Los gobiernos complacientes con estos grupos, y los políticos deseosos de participar en esta repartición, pasaron en subasta algunas instituciones al sector privado nacional y extranjero.

Y las que faltan, como el ICE, INS o CCSS, las preparan para darles el beso de la muerte con el TLC y las empresas que éste traerá.

El discurso de los políticos y empresarios corruptos es el siguiente:

En nuestro partido político

cumplimos con lo que prometemos.

Solo los necios pueden creer que

no lucharemos contra la corrupción.

Porque si hay algo seguro, para nosotros, es que

la honestidad y la transparencia son fundamentales

para alcanzar nuestros ideales.

Demostraremos que es una gran estupidez creer que

las mafias seguirán formando parte del gobierno como en otros tiempos.

Aseguramos sin resquicio de duda que

la justicia social será el fin principal de nuestro accionar.

Pese a eso, todavía hay tontos que fantasean –o añoran– que

se pueda seguir gobernando con las mañas de la vieja política.

Cuando asumamos el poder, haremos lo imposible para que

se acaben las jubilaciones de privilegio y los negociados.

No permitiremos de ningún modo que

nuestros niños mueran de hambre.

Cumpliremos nuestros propósitos, aunque

los recursos económicos se hayan agotado.

Ejerceremos el poder hasta que

comprendan desde ahora que

somos la “nueva política”.

Para entender su verdadero significado, léalo de abajo hacia arriba.

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