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Comentario
Menos delincuencia Carlos Alvarado Moya
En Costa Rica, no pasa un día sin que la prensa informe de algún hecho delictivo que nos impacta a todos.
Lo más curioso es que, en la mayoría de los casos, los responsables de esos actos han estado anteriormente en alguna de las cárceles del país.
Pese a ello, no podemos concluir que la solución es endurecer las penas, pues, con el correr del tiempo, algunos reclusos quedarán en libertad y los hechos delictivos probablemente serán más violentos.
Lo que sí podemos señalar es que el sistema carcelario nacional necesita renovarse, y debería orientar su labor a que los privados de libertad puedan insertarse en la sociedad.
A pesar del esfuerzo que hacen el Ministerio de Justicia y los administradores de los diversos centros penitenciarios, la situación carcelaria actual es una escuela de delincuencia.
Prueba de ello es que, en un altísimo porcentaje, quienes salen de prisión vuelven a delinquir. Y lo hacen con métodos más violentos y sofisticados, que perfeccionaron durante el tiempo en que estuvieron recluidos.
Me parece necesario proponer algunas alternativas para solucionar esta problemática.
Uno de los primeros pasos es que los presos tengan un ambiente digno, y cuenten con trabajo renumerado, mediante el cual puedan ayudar económicamente a sus familias.
A lo anterior se debe añadir el apoyo espiritual que pueden recibir a través de organizaciones religiosas que efectúan una labor de apostolado en las cárceles.
Asimismo, los internos deben tener el cariño y comprensión de sus seres queridos, y un nivel adecuado de salud física y mental, que incluya atención en áreas de odontología, emergencias las 24 horas y otros servicios básicos dentro del penal.
De esa manera, se logrará insertar en la sociedad a personas capaces de convivir en las comunidades, y, en consecuencia, se reduciría la criminalidad en Costa Rica.
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