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Un abrazo
“Ella me abrazaba, estaba muy contenta el día que le dí los regalos, era un día especial, era el día de su cumpleaños”, dijo ayer, a la 1:20 p.m., Juan Carlos Peña, padre de Amanda (foto inserta), una niña de 5 años que falleció el domingo, víctima de una bala perdida.
Rafael PACHECO/Al Día
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Un angelito partió
Amanda dará vida con sus órganos a otro niño Álvaro SÁNCHEZ CÓRDOBA
alvarosanchez@aldia.co.cr
Apenas habían transcurrieron 17 días desde que Amanda Peña Gómez cumplió 5 años. Fue el 1 de octubre, lo recuerda muy bien su padre Juan Carlos Peña, quien le regaló un par de tenis y una Barbie que desde hacía mucho le había pedido para ese día especial.
Hoy, la siempre sonriente Amanda, dará vida a algún otro menor, pues sus padres decidieron donar sus órganos.
Un arma, al parecer, accionada por accidente en la casa de sus abuelos, en Sabanilla de Montes de Oca, acabó con un sueño, una ilusión de padres, una vida que, ahora, dará esperanza a otras.
El accidente se produjo a las 5:15 p.m. del domingo, en la casa de los padres de la madre de Amanda, María Gómez, en Sabanilla.
“Como a las 5:30 p.m. me llamaron para decirme lo que había sucedido. Me indicaron que se la habían llevado en un carro particular a la Clínica Católica, pero no se por qué no la quisieron atender y se la llevaron al Hospital de Niños”, narró ayer, a las 1:20 p.m., su padre, Juan Carlos, quien vive en Cedros de Montes de Oca.
Amanda recibió el disparo en la parte izquierda de su cabeza.
Al parecer, el arma pertenece a un familiar que labora como guarda de un periódico en el centro de San José y estaba en la cocina de la casa.
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Amanda Peña/Al Día
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Según la versión policial, en un momento determinado alguien la manipuló y la accionó por accidente.
Esa bala le produjo muerte neurológica a eso las 7:30 p.m. minutos después de ingresar al Hospital de Niños. Su muerte fue oficial minutos antes de la medianoche. “Me quería mucho”“Ella me abrazaba, era muy cariñosa conmigo. Lo que me contaron es que un arma se accionó, no entiendo cómo ni por qué, pero ella ya no está”, dijo el padre, quien trabaja en el transporte de estudiantes.
Ayer la familia de la menor aún buscaba explicaciones a una tragedia que pudo evitarse.
“Yo si quiero dejar el mensaje de que mi niña podrá ayudar a otro niño que lo ocupe, pues la mamá y yo decidimos donar sus órganos. Queremos que una situación de éstas sirva a para ayudar a otros”, añadió Juan Carlos.
Tristeza, desconsuelo, muestra de afecto y solidaridad. Todos esos sentimientos y acciones se conjugaron ayer por la mañana y la tarde en la casa del padre de la menor.
Los abrazos y la pregunta siempre sin respuesta: “¿por qué'” quedará en la mente de toda la comunidad de Cedros, donde la pequeña caminó hacia el kínder, tal vez, con los tenis que su padre le regaló y jugó junto a sus amiguitas con la deseada Barbie.
Este tipo de hechos no son aislados, pues solo en el 2000 se produjeron cerca de 100 accidentes que llevaron heridas y dolor a muchas familias.
Hoy un angelito da muestra de ello y desde el cielo observará cómo su desafortunada muerte da vida a otros.
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