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Horas interminables “Jamás pensé que me pasaría una cosa como ésta en Guápiles. Le pegaron un balazo al suelo y luego se fueron”, dijo el portero Pablo Camacho, a quien le robaron el carro. Archivo/Grupo NaciónAl Día
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El susto de su vida
Portero Pablo Camacho fue asaltado y retenido durante siete horas Alexander AGUILAR aleaguilar@aldia.co.cr
El guardameta del club Santos, Pablo Camacho, se llevó el peor susto de su vida en la noche del lunes y madrugada de ayer, al haber sido asaltado por cinco delincuentes que le robaron su carro y lo secuestraron por espacio de siete horas.
El hecho ocurrió en Guápiles cuando el jugador se aprestaba a regresar a su casa en Heredia, pero fue interceptado por los antisociales, quienes le dispararon en la ventana izquierda de su vehículo, un Honda Civic 93.
“A las 6:30 p.m. yo estaba al frente de la iglesia de Guápiles en un teléfono público, llamando a mi casa para avisar que ya iba de regreso.
“Vi un Hyundai Elandra azul pasar dos veces en actitud sospechosa, pero no le tomé mucha importancia. Terminé de hablar y subí a mi carro”, recordó ayer Pablo, en conversación telefónica con Al Día a las 5:30 p.m.
Cuando el portero pasó frente a la estación de servicio Santa Clara para tomar la pista hacia San José, unos sujetos le dispararon a su auto.
“Me asusté muchísimo y cuando volví a ver se bajaron del carro cinco hombres con ametralladoras y escuadras. Me gritaban que si hacía algo me mataban. Traté de hacer caso a todo lo que me decían”. Vino lo peorSin tardar, cuatro asaltantes subieron a Camacho a la parte trasera de su vehículo y le taparon la cabeza y lo ataron de manos.
Le registraron la billetera y todo el carro. El quinto hombre se marchó en el Hyundai Elandra azul.
“Recuerdo que me llevaron hacia el sector de Siquirres y me metieron a un matorral. Me bajaron del carro y yo seguía con la cabeza tapada, pero sentía que me estaban apuntando con un arma.
“Luego un tipo se quedó vigilándome y los otros tres se fueron en el carro, era muy oscuro. A éste hombre le dijeron que me matara si no me portaba bien y que a las dos o tres de la mañana volverían por nosotros.
“Cuando los otros se fueron, el que me cuidaba me decía que estuviera tranquilo, que no hiciera nada y así no iba a pasarme algo malo. Me quedé tranquilo, no hice absolutamente nada.
“Pasadas las dos de la madrugada llegaron los tipos en otro carro que no era el mío y me llevaron de regreso adonde me habían asaltado; me pusieron hincado en una piedra y con la cabeza tapada. Le pegaron un balazo al suelo y luego se fueron”.
Pablo acaba de pasar el susto de su vida. De inmediato llamó a su casa para avisar lo que le había sucedido y fue a un bar cercano a buscar ayuda.
Ahí se encontró a un amigo, quien lo acompañó al Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de Guápiles a poner la denuncia.
“En los momentos de más temor yo sentía que me iban a disparar, porque había un hombre muy agresivo. En esos instantes yo les decía que tenía hijos que cuidar y que no me mataran. Por eso les agradezco que no me hayan hecho daño”, agregó Camacho, quien ayer recuperó su Honda Civic 93, que apareció desmantelado cerca del estadio Ricardo Saprissa.
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