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Imagen ilustrativa/Al Día
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Tribuna libre
Salarios del sector privado Samuel Yankelewitz
El sector empresarial propuso, el pasado martes, un aumento de 6,82 por ciento en los salarios mínimos de sus trabajadores, para el primer semestre del 2005.
El aumento, conforme a la metodología del Proceso de Concertación que fue aprobada de forma tripartita –Gobierno, sindicatos y patronos– en octubre de 1998, es el mayor de los últimos ocho semestres.
El ajuste, junto con el incremento anterior de 6,27 por ciento vigente para este segundo semestre, alcanza una subida anual de 13,5 por ciento en los salarios mínimos del sector privado.
Este aumento anual es similar a las presiones inflacionarias actuales, y muy superior a los pronósticos oficiales de inflación para el 2004 (11 por ciento), que ha estado muy afectado por la escalada de los precios internacionales del petróleo, materias primas (hierro) y productos básicos (arroz y trigo, entre otros).
Para el sector productivo empresarial, el ajuste de 13,5 por ciento anual incrementa los costos de mano de obra en casi 20 por ciento, si se incluyen las cargas sociales vigentes, con un impacto significativo sobre los costos de producción y los niveles de competitividad.
Sin embargo, los empleadores están conscientes del alza en el costo de la vida y de los niveles de desempleo vigentes en el país, por lo que responsablemente continúan aplicando la metodología aprobada en la Concertación, pues se ha demostrado que contiene elementos objetivos y de justicia, al corregir la variabilidad de los salarios reales y estabilizar el poder de compra de los trabajadores del sector privado (86 por ciento de la población ocupada del país).
Asimismo, la propuesta señala que aumentos por encima de lo razonable causarían más inflación –el más injusto y regresivo de “todos los impuestos”– y se convertirían en un duro castigo para el sector productivo, sobre todo para las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES), que representan más del 95 por ciento del parque empresarial nacional.
Un impacto negativo en estas empresas conlleva el riesgo de elevar los niveles de “informalidad” y desempleo, y limitar la capacidad del sector productivo privado para mantener los niveles de empleo y generar nuevas oportunidades laborales y de bienestar para la población.
Una vez más, hemos señalado que el gran reto para el país es adoptar medidas que le permitan aspirar a tener niveles de inflación, según las mejores prácticas internacionales (2,1por ciento en promedio para los países desarrollados, y 6 por ciento para países con mercados emergentes en el año 2004, según el reciente estudio del FMI sobre “Perspectivas de la Economía Mundial”, setiembre 2004).
Ésa es la única forma sana y sostenible de mejorar los salarios reales, a fin de que todos los ciudadanos dispongan de un poder adquisitivo más justo y creciente.
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