Tribuna libre
Confianza y corrupción Samuel Yankelewitz
Según los resultados de la reciente encuesta Pulso Empresarial, que efectúa cada tres meses la UCCAEP, en la que se evalúa la actividad del sector durante el tercer trimestre del 2004 y las expectativas para el siguiente, los empresarios costarricenses ven disminuida, poco a poco, su confianza en el entorno nacional.
Esta situación es preocupante, dada la tendencia de los últimos 12 meses, porque, para hacer inversiones productivas, debe haber confianza en las instituciones públicas del país y en el entorno empresarial, y, además, seguridad jurídica.
Si la confianza disminuye, es de esperar que también lo hagan las inversiones, comprometiendo así la generación de mayores y mejores fuentes de empleo.
Actualmente, 9 de cada 10 personas que laboran en Costa Rica, lo hacen para el sector privado, aunque todavía hay un 6 por ciento de desempleo, que no parece tener solución a corto plazo, pues el empresario nacional no está recibiendo las señales que lo animen a ampliar su capacidad productiva.
Los resultados de la encuesta demuestran que el sector externo sigue siendo una importante válvula de escape para sortear los efectos del desánimo y encarecimiento del costo de la vida en la demanda nacional.
Las empresas que producen solo para el sector interno están seriamente preocupadas, pues la demanda no es suficiente para absorber los altos costos de los insumos de producción. El empleo, de nuevo, podría ser el gran sacrificado en esta coyuntura.
De acuerdo con la encuesta, los empresarios consideran que la corrupción es el segundo problema más importante, después de la inestabilidad política y social que vive hoy el país, y que mina el ánimo de todos los costarricenses, seguido por el alto costo de las materias primas y la inestabilidad económica.
En medio de esta coyuntura, debemos hacer un esfuerzo por superar el desánimo y levantar la cabeza ante mundo.
El sector productivo empresarial, representado en UCCAEP, considera que las recientes denuncias, aunque dolorosas, son un síntoma de que en Costa Rica hay total libertad de expresión y un régimen de justicia que permite denunciar, investigar y juzgar todo acto ilícito en el manejo de la cosa pública.
Debemos hacer un alto en el camino, replantear la Costa Rica que queremos, y sembrar para cosechar los frutos deseados. Mientras no perdamos la capacidad de asombro, queda mucho por hacer.
Costa Rica es hoy noticia en el mundo, pues se están ventilando hechos de corrupción que involucran a grandes figuras de la vida pública, pero también se envía una señal de que hay democracias como la nuestra en que la impunidad dejó de ser una práctica usual.
Deseo terminar esta reflexión con una frase de un catedrático panameño, que publicó recientemente un artículo en el diario La Prensa, titulado “El ejemplo costarricense”.
“Aquéllos que piensan que ellos (los costarricenses) se han manchado con el escándalo, están equivocados; muy por el contrario, se han enaltecido al ser vigilantes y fiscalizadores responsables de la cosa pública y de la conducta ética de sus personalidades. Ojalá aprendamos un poco”.
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