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Dolor familiar
La familia Astúa Torres comentó ayer que su familiar Johnathan Astúa, era un hombre trabajador y muy honrado.
Róger AMORETTY/Al Día
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“Cuiden a mi familia...me muero”
Taxista informal asesinado en Limón Róger AMORETTY, corresponsal
Erick CARVAJAL M.,redactor
ecarvajal@aldia.co.cr
Johnathan Astúa bajó de su carro con la garganta llena de sangre. Caminó hacia una casa abandonada y se sentó en gradas: “Cuiden a mi esposa, a mi hijo, me muero…” alcanzó a decirle a su tía Ana Patricia Torres.
Un hombre le disparó en la cabeza, el sábado pasado, en el barrio Limoncito de Puerto Limón. El agresor sigue en fuga.
Según las autoridades policiales, las dos familias mantenían una rencilla desde hace un mes, y esos problemas podrían haber sido la causa de este asesinato.
El principal sospechoso, según se indicó extraoficialmente, es un hombre conocido con el alias de “Monillo”, quien, hace 15 días, también habría herido de un balazo en la pierna izquierda a José Gerardo Astúa, hermano de la víctima.
Johnathan Astúa tenía 20 años y trabajaba como taxista informal, estaba casado y tenía un hijo de dos años.
Al parecer, los problemas entre las dos familias iniciaron hace un mes. Supuestamente, “Monillo” habría amenazado a una de las hermanas de Astúa, de 8 años, cuando este transitaba en bicicleta por el barrio. Un hermano de la menor lo increpó y le dijo que se metiera con alguien de su tamaño.
Ese mismo día, como a las 2 p.m., se encontraron los amigos y los familiares de ambas familias y se enfrentaron a golpes. “En dicho enfrentamiento “Monillo” habría llevado la peor parte y había dicho que las cosas no se iban a terminar allí”, comentó la tía de la víctima.
Pero las cosas no se quedaron allí. Una semana después tuvieron otro enfrentamiento, comentó Torres.
En este, además de los golpes, resultó herido en la pierna izquierda José Gerardo Astúa, hermano de la víctima. José Gerardo, el día del homicidio lo había dado de alta del hospital Tony Facio.
“Esto obligó a la familia a presentar una denuncia en contra de este hombre porque se dedicó a molestar, a tirar piedras al techo de la casa, en fin, era un tormento”, manifestó Carmelina Vizuela, abuela de Astúa.
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Hermano a salvo
José Gerardo Astúa, quien viajaba con su hermano, Johnathan, en el momento del disparo aseguró que él los salvo pues aceleró el carro para alejarse del asesino. En su cuello muestra por donde le pasó la bala que mató a su hermano.
Róger AMORETTY/Al Día
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Muerte y odioAstúa salió de su casa el sábado anterior a las 6 p.m. a comprar pan. Se fue en su automóvil, un Hyundai Elantra verde. El mandado era cerca y siempre seguía la misma ruta.
De regreso, el joven se detuvo cerca de un bar para conversar con unos amigos. Eran como las 6:50 p.m. Haciendo un alto, apareció un hombre con un arma 9 milímetros en la mano. Miró a Johnathan y le disparó en la cabeza.
Astúa estaba acompañado por su hermano José Gerardo y un primo. “Johnathan aceleró el carro para alejarnos del asesino, de hecho, la bala que mató a mi hermano me pasó por el cuello”.
Cuando las fuerzas de Johnathan se agotaron y el automovil chocó contra unas plantas, a un lado de la calle, ellos se bajaron para tratar de capturar al asesino, pero fue imposible. Herido, salió del carro y caminó unos 50 metros, sobre el terreno de una casa abandonada. Allí, sentado en unas gradas lo encontró su tía. “Me dijo que le cuidara a la esposa, a su hijo, que se sentía muy mal y que se iba a ir, que se iba a morir”, narró la tía.
La abuela de Astúa pide justicia. “Somos una familia que tiene 20 años de vivir aquí, de buenas costumbres. Estos problemas han salido porque a mi hijo le tenían envidia desde que compro su carro”, comentó Vizuela.
Según sus familiares, Astúa fue un hombre muy trabajador. “Entre todos lo ayudamos para que él tuviera su machete, para su trabajo. Pedimos justicia, nadie le hace nada a ese hombre, ni las autoridades”, señaló.
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