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Para doña Rosa María Rojas, de 61 años, no existen limitaciones que le impidan disfrutar de lo que más le gusta, como por ejemplo, bordar y hacer manualidades. Rafael PACHECO/Al Día
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“La vida es bella”
Rosa María Rojas, una mujer admirable Marcela DELGADO, corresponsal
Ciudad Quesada.- Mide menos de un metro, sus extremidades inferiores son muy cortas, solo puede utilizar una mano y está postrada en una silla de ruedas.
Sin embargo, para Rosa María Rojas la vida es bella y la vive completamente normal.
A ella la llaman carinosamente “Dai”, un nombre único para una persona única, tal y como le decía su papá.
“Desde que nací tengo este problema, tengo 61 años y esos años los he pasado en una silla de ruedas”, cuenta sin complejos.
Nunca está de mal humor, con una amplia sonrisa esta mujer nos mostró unas cuantas manualidades de las tantas que ha hecho.
Pese a tener que utilizar una sola mano, ella borda, cose, se baña sola, y hasta hace oficios domésticos.
“Con la mano mala yo sostengo la tela y con la otra bordo, yo incluso me hago los vestidos que uso y todo lo que me pongan a hacer yo lo hago sin problema”, comentó.
Además cumple los caprichos de sus sobrinos, a quienes les borda blusas o paños, con la mayor felicidad y satisfacción. Esfuerzo propioAsegura que ha recibido muy poca capacitación y que todo es fruto de su dedicación y su empeño por aprender.
Llena de positivismo, explica que nunca ha sabido cuál es su enfermedad, pues los médicos nunca pudieron dar un diagnóstico sobre su padecimiento.
“Algunos dicen que es una parálisis que me afectó cuando nací, pero ni mi mamá está segura”.
Doña Rosa María vive con una hermana en Pital de San Carlos, pero no necesita que estén pendiente de ella.
“Siempre he sido muy independiente, me gusta hacerme mis cosas sola; eso lo he aprendido con el tiempo, pues ya son 61 años de vida”, indica Dai.
“Mi vida es completamente normal, yo no me siento como una persona discapacitada y voy para adelante”, concluyó esta mujer de empuje y digna de admirar.
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