Miércoles 29 de septiembre, 2004. San José, Costa Rica.


Campeonato Nacional 2004-2005


 

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Perspectivas

Mala entraña

Mónica Gómez Robleto

Cuesta trabajo creer que haya madres y padres que vendan a sus hijos, o personas que, aprovechándose de la inocencia de los niños, puedan llegar a explotarlos o los prostituyan para sacar beneficio de ello.

El sorpresivo hallazgo de dos menores de edad en el puesto fronterizo de Paso Canoas es una alerta roja para las autoridades de la niñez. Según el padre de los niños, él contrató una agencia de viajes para que los llevara a España, pero el vuelo sufrió un desvío de más de 180 grados y aparecieron aquí, procedentes de Colombia.

Un segundo hecho relacionado con ese país alarma aún más: se trata de seis menores abandonados en un hotel capitalino y con sumas importantes de dinero.

Todavía tengo fresco en mi memoria el hecho de que dos presuntas proxenetas de San Ramón, y otra de Desamparados, no solo explotaban a menores que sufrían urgencias económicas, sino que, además, tenían a sus propias hijas como instructoras de baile y prostituyéndose en el mismo negocio.

Para estos mercaderes de seres humanos, las personas son números que se suman en una calculadora, como si se tratara de meras ganancias, y no miden las consecuencias de sus acciones y el sufrimiento que dejan en sus familias.

La identificación de menores de edad suramericanos y centroamericanos, sin la debida presencia de sus padres, engrosa la lista de alertas sobre la presunta existencia de redes dedicadas al comercio de niños y jóvenes.

El mal es general. El pasado viernes, en Panamá, detuvieron a un hombre que prostituía a sus dos hijas menores. También hay quienes, pese a no llegar a tanto, lanzan a sus pequeños a pedir y trabajar en las calles, con lo cual los exponen a graves peligros.

Estamos frente a una niñez en riesgo y ante hallazgos cada vez más macabros.

Hace dos semanas, una bebé de tres meses fue violada por un adulto, a cuyo cargo la dejó su madre, y ése fue el nefasto resultado. La niña fue sometida a una cirugía de importancia, y ahora se encuentra estable.

Hay mala entraña cuando se atenta contra la inocencia y el desamparo de los niños, pues no pueden valerse por sí mismos y, mucho menos, defenderse.

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