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Manuel Moas para/Al Día
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La bruja de Escazú
Por Manuel Moas
Cuentan que hace muchísimo tiempo, una bruja se apoderó de un bosque, allá por Escazú, y quien entraba en él no salía más.
Los vecinos se dirigieron al gobernador español para que hiciera algo sobre el asunto.
El gobernador contestó que no podía ayudarles mucho. Todo lo que era capaz de hacer consistía en ofrecer un premio en efectivo a quien capturara a la mujer. Pero ninguno se atrevió. Todos sabían que quien entrara al bosque no volvería al pueblo. Así que nada cambió en mucho tiempo.
No obstante, una mañana llegó un marinero a visitar a un pariente que vivía en el lugar. Al enterarse del premio dijo: “yo lo ganaré”. ¿Cómo?, se preguntaban los vecinos.
El marinero sacó una brújula del bolsillo y explicó: “con este instrumento puedo ir a donde quiera”.
Un vecino quiso saber dónde estaba la magia. “El círculo dividido en cuyo centro gira la aguja imantada siempre mira hacia el norte”, dijo.
Luego, el marinero agregó que saldría al amanecer y que necesitaría un perro, una soga y un palo.
A la mañana siguiente se puso en marcha, y los vecinos que nunca habían visto una brújula se pensaban: “¡qué perdida le van a dar!”.
Cuando el hombre llegó al bosque comenzó a caminar con la brújula en la mano, pero le costaba porque había unas fuerzas que lo querían desviar. Al mediodía divisó una casa: la de la bruja.
Parándose frente a la puerta le gritó al perro ¡echate! y el animal obedeció. Luego subió al techo y, asomándose con el palo en la mano, dio tres golpes en la puerta.
La bruja salió y al ver al perro gritó ¡fuera! y dio media vuelta con el fin de buscar la escoba para espantarlo. Cuando salió, el marinero, con la soga en la mano, le cayó encima y sin perder tiempo la amarró bien para evitar que se le escapara.
Entonces pudo recurrir a su arma: la brújula, gracias a la cual pudo orientarse y salir del bosque.
Cuando estuvo en el pueblo encerraron a la bruja en un cuarto que servía de cárcel y fueron a avisarle al gobernador.
Ese día hubo fiesta con bombetas y cimarrona. Al día siguiente, el gobernador llegó al poblado para entregarle el premio al marinero. Pero ocurrió algo que nadie esperaba: cuando fueron a buscar a la bruja en el encierro había desaparecido.
Algunos testigos la escucharon decir que se iba del lugar porque la magia del recién llegado era más poderosa que la suya.
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