Jueves 30 de septiembre, 2004. San José, Costa Rica.


Campeonato Nacional 2004-2005


 

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Visión

Política de comercio exterior

Anabel González

El objetivo de la política de comercio exterior ha sido el mismo durante muchos años: facilitar y promover la integración de Costa Rica a la economía mundial como medio para generar crecimiento y desarrollo en el país.

La permanencia en el tiempo de este objetivo no es casual. Obedece al hecho de que Costa Rica, por ser un país pequeño, no puede pretender desarrollarse dentro de sus propios límites geográficos. El mercado nacional es muy limitado para productores y consumidores, y se necesita buscar su ampliación a través de la participación en el mercado internacional.

Ésta no es una idea nueva, ni en Costa Rica ni en ninguna parte. Tampoco es una idea abstracta, sin aplicación práctica. De hecho, desde hace más de un siglo, nuestros antepasados comprendieron la importancia de poder vender sus productos fuera de nuestras fronteras. Por eso, empezaron a exportar café a finales de siglo XIX. Y su decisión fue muy buena.

Hoy, los costarricenses consumimos cerca del 10 por ciento del café y 5 por ciento del banano que producimos. ¿Qué haríamos con todo ese café y ese banano, si no pudiéramos venderlo en otros países?

Esto, que es cierto desde la perspectiva del productor, también lo es desde la óptica del consumidor. En efecto, no podemos pretender que en Costa Rica se produzca todo lo que necesitamos para vivir, ni siquiera todo lo que necesitamos para comer. ¿Se imagina que tuviéramos que dedicar nuestras tierras a sembrar trigo para poder hacer el pan que comemos?

Por eso, para Costa Rica es muy importante que cada día podamos vender y comprar más fuera de nuestras fronteras. Eso es, precisamente, lo que persigue la política de comercio exterior.

Este objetivo se alcanza a través de los siguientes instrumentos: la participación en la Organización Mundial de Comercio, el fomento de la integración económica centroamericana y hemisférica, la negociación de tratados de libre comercio, como los que tenemos con México, República Dominicana, Chile, Canadá, los países del Caribe y Estados Unidos, y la reducción y eliminación unilateral de las barreras que afectan el comercio.

Estos instrumentos pueden aplicarse al mismo tiempo o, en ocasiones, con mayor o menor énfasis, dependiendo de las circunstancias y las oportunidades que se presenten. Lo importante es que todos persiguen el mismo propósito: integrarnos a la economía internacional.

Claro está que la política de comercio exterior no es la única política de un país, quizás ni siquiera la más importante, pues no es lo único que se necesita para desarrollarse. Las cosas no son tan sencillas. Se necesita democracia, educación, tecnología, Estado de derecho, infraestructura, en fin, políticas en muchas áreas e instituciones fuertes y sólidas para ejecutarlas.

Lo que sí es cierto es que la apertura y la integración son indispensables para que un país pequeño, como Costa Rica, pueda contar con oportunidades de crecimiento y desarrollo.

Por eso, aun cuando la política de comercio exterior pueda y deba tener variaciones de matiz o de estilo, su objetivo debe seguir siendo siempre el mismo, en beneficio de los costarricenses.

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