Jueves 30 de septiembre, 2004. San José, Costa Rica.


Campeonato Nacional 2004-2005


 

Imágenes del concierto en El Palacio de los Deportes...

El tope

Ramón Luis MÉNDEZ

Aunque estemos ya casi en fechas de festividad de fin de año, no es a ese tope al que me refiero, sino al que tienen los árbitros cuando arbitran un partido de fútbol.

Da tristeza observar por ejemplo cómo un réferi con las cualidades de Henry Bejarano padezca de este mal.

Quienes lo observamos el miércoles anterior en el juego Saprissa - Santos, en un principio estábamos al frente de un árbitro diferente a los demás.

A los pocos segundos de iniciado el partido sancionó muy bien un penalti en contra del Santos. Al momento del lanzamiento de éste por parte de Saborío, sus compañeros invaden el área y anotó.

Pero sin pensarlo mucho hace repetir el tiro, dispuesto a aplicar el reglamento como tiene que ser.

Tal es así que luego sanciona otro penal en contra de Saprissa ante una mano de un defensor y amonesta al guardameta Porras por reclamar.

Hasta ese momento, qué agradable observar un árbitro con esas características, lo lamentable es que en esta ocasión los defensores morados invaden el área nuevamente.

El portero Porras detiene el remate y no se atreve a repetirlo, ¿entonces? Muy sencillo: empezó con el “síndrome del tope”.

Llega un momento en que se estancan y no se arriesgan a seguir en la aplicación del reglamento como tiene que ser.

Y es que no fue solo eso, finalizando el juego le cometieron una falta al jugador Barboza del Santos dentro del área. Era para penal, pero mejor pitó en contra del atacante. Sencillamente llega un momento en que se los come la presión.

Pero esto no es un problema solo de Bejarano, sino que es casi generalizado.

En el caso de Henry, alguien tiene que ubicarlo, ya que es una lástima que siga por el camino de ser un árbitro más, teniendo sobradas cualidades para ser diferente al resto.

En cuanto al clásico, Vinicio Mena tuvo su primera experiencia demostrando que aunque no tiene un gafete FIFA, la Comisión no le confió el juego a los que lo tienen.

Y comparto que con justa justificación, pues es muy poca la diferencia entre el que tiene el gafete y el que no.

Mena efectuó un trabajo que, sin ser un dechado de virtudes, le sirvió para sacar el partido.

Aunque en parte le quedó debiendo al arbitraje, sacrificando algunas tarjetas.

Pero cuando menos el juego violento no se vio. En fin, algunos probablemente no quedaron contentos con el arbitraje. Algo normal, pero considero que no influyó directamente en el resultado.

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