Sábado 09 de abril, 2005. San José, Costa Rica.



 

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Vacío
Mediodía del viernes. Ya en la Asamblea Legislativa son pocos los asesores que quedan, y menos los diputados. Varias de las oficinas ya están cerradas hasta el martes (el lunes es feriado).
Róger BENAVIDES/Al Día

Piercing, escotes y todos amigos

Un viernes en el Congreso

Pablo GUERÉN C.

Son las 8:40 a.m. del viernes en el Congreso. El día nace, pero aquí la semana murió. La mayoría de los diputados no se ven, hay oficinas cerradas, pasillos vacíos, ambiente lúgubre, y el cantar de los yiguirros se escucha fácilmente.

Varios de los padres de la Patria están "de gira" o devorando tal vez las carreteras con los 500 litros de combustibles que tienen como parte del sueldo. Otros, hay que decirlo, sí están aquí trabajando.

Una hora más tarde el edificio principal aún parece un cementerio en pleno centro. Pero entonces, las cosas comienzan a cambiar y aparecen, cual desfile de moda, asesores, trabajadores de la Asamblea y hasta diputados luciendo la última adquisición de sus "clósets".

Es un legítimo "viernes de moda". Los formales trajes de la semana dan paso a los jeans ajustados hasta decir basta. Los zapatos de tacón se transforman en frescas sandalias. Brotan los escotes que dejan muy poco a la imaginación y las camisetas exclusivas de algún partido adornadas con frases como: "No más impuestos", o la otra de una dama, de mediana edad, que dice "Baby" en lugar visible.

Sí, hasta es posible observar uno que otro piercing adornando lo que fue un ombligo, o los brazos de un asesor llenos de tatuajes, suministrando documentos a algún diputado.

Eso sí, hay que reconocer que este ambiente distendido las sonrisas abundan y queda claro que el del viernes es un Congreso distinto. Relajado. Por eso hasta la formalidad se pierde.

Un solo ejemplo: a las 9:30 están anunciadas las habituales conferencias de cada fracción. Pero son las 10:10 a.m. y nada ha pasado. Al rato, el PUSC, el primero de la lista, anuncia su llegada solo para las 11:30 a.m..

Hasta los saludos de los diputados a la prensa son diferentes. El habitual "hola" da paso a un: "Desearles feliz fin de semana y que sus equipos de fútbol ganen". Al mediodía, 21 comunicados están en mi poder, diciendo poco o nada.

El calor se hace insoportable en el Salón de Beneméritos, y olores extraños sacuden el ambiente. Ahí, tener una blusa diminuta es ventaja.

12:10 todo termina. La sala queda vacía. Me quedo esperando la conferencia del diputado Carlos Avendaño, independiente, anunciada para las 10:30. Preocupado, me voy a dar una vuelta al Parque Nacional, para ver si se ha encaramado a protestar sobre el Monumento. Por suerte, todo en calma. Cruz Roja, Bomberos y policía no volverán a gastar ¢850 mil.

Regreso y ya son las 12:20. Pero aquí ya no hay nadie. Todos se fueron. Había prisa. Un fin de semana largo esperaba (por eso las sandalias).

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