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Otros días. Carolina llegaba, en mayo del 2004, al Teatro Real de Copenague, Dinamarca. Había razones para reír.
AP/Al Día
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¿Qué tendrá Carolina?
Maldición parece seguir a princesa de Mónaco
Mónaco/ AFP. Agobiada por la muerte de su madre y de su anterior esposo, ambos víctimas de accidentes, la princesa Carolina enfrenta dos nuevas penas: el duelo por el deceso de su padre y la hospitalización de su esposo, Ernesto de Hannover.
A los 48 años, bella y con fama de inteligente, la mayor de los herederos Grimaldi, ha cruzado por un mar de dramas y duelos.
"Es una nueva maldición. Está abatida, pero ella esconde siempre sus emociones", dijo un allegado.
Su primer matrimonio fue un fracaso. Casada a los 21 años con un plebeyo 17 años mayor, Philippe Junot, se divorció dos años después.
El primer sismo familiar ocurrió el 14 de setiembre de 1982 cuando su madre, la princesa Grace, se mató en un accidente de carro mientras regresaba a Mónaco con su hija menor, Estefanía.
Carolina, entonces de 25 años, sufre el duelo, pero se recupera con el apoyo de Stefano Casiraghi, hijo de un rico empresario italiano. Se casaron el 29 de diciembre de 1983 y tuvieron tres hijos.
La felicidad se le acabó de nuevo el 3 de octubre de 1990: Casiraghi murió cuando la lancha que conducía en un campeonato mundial se estrelló.
Nueve años después del accidente se casó con el príncipe Ernesto de Hannover. Tiene una niña de él, Alexandra, de 5 años.
Pero surgen nuevos problemas con los escándalos de su esposo, cliente frecuente de los juzgados por sus enfrentamientos a veces violentos con la prensa.
Y ahora de nuevo la maldición de Carolina: pero esta vez es más grave, pues su esposo está en cuidados intensivos en un hospital.
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