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Verdadera devoción
Al igual que este niño, decenas de personas oraron ayer ante un altarcito colocado en honor del Santo Padre Juan Pablo II, en la Basílica de Los Ángeles.
Rafael PACHECO/Al Día
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Ticos oraron a La Negrita y al Papa
Ayer en la Basílica los Ángeles Sylvia ALVARADO MARENCO
salvarado@aldia.co.cr
Para pagar una promesa, pedir un milagro o para orar por el alma de Juan Pablo II, decenas de familias costarricenses visitaron ayer la Basílica de los Ángeles.
Ahí ante un altarcito con una foto del Pastor que, fisicamente, dejó su rebaño el 2 de abril, muchos doblaron rodillas y elevaron plegarias al cielo.
"Su Santidad pasó dolores como los suyos pero aún así nunca lo oímos quejarse ni decir: ¿Por qué a mi, Señor? Él confió en Dios y puso sus dolores en sus manos", dijo desde el micrófono Juan Carlos Selva, del Ministerio Musical Don Bosco.
Las palabras cayeron como lluvia fresca después de una sequía en el corazón de doña Zulema Prado, quien viajó hasta ahí, por primera vez en la vida, desde Pueblo Nuevo de Olivia en Sixaola.
Ella pidió fuerzas para enfrentar el dolor que la agobia desde el 6 de diciembre en que su hija de 23 años y su nietito de seis perdieron la vida, cuando su carro chocó con un camión maderero, en la carretera que conduce a Bribrí, en Limón.
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"necesitamos fuerzas"
Doña Zulema Prado, acompañada de su hija Cynthia Sánchez y sus nietos, Michael, Michelle y Nicole, le pidió ayer a la Virgen y al Santo Papa que le quite la tristeza por la muerte de su hija Ginette y su nietecito Bryan, de seis años.
Rafael PACHECO/Al Día
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"Vinimos a pedir fuerzas para seguir adelante. A veces estoy muy mal pero quiero irme recuperando por eso vine a pedir ayuda", señaló doña Zulema quien dijo que le oró al Santo Papa, quien es "un dichoso porque ya está feliz en un lugar maravilloso".
La devoción por el Papa también embargó a unos 40 vecinos de Buenos Aires de Osa que llegaron en excursión. "Vine a pedirle a Dios y a la Virgen que nos envíen a otro Papa tan bueno como él", indicó Rafael Vásquez.
Con una botella de agua bendita en una mano y una estampa del Sumo Pontífice en la otra, (que podían comprarse afuera por ¢500) muchas personas rezaron ayer por Karol Wojtyla, un hombre que supo bajar del altar para acercarse al pueblo. Un pueblo que alrededor del mundo, como en Cartago, lo sigue venerando.
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"Un gran hombre"
Catalina Rivera y sus hijos, Gerson y Janei, compraron ayer tres fotos del Pontífice en ¢1.000, en la plazoleta de la Basílica.
Rafael PACHECO/Al Día
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