|
AROS DE OPINION
El Santo Padre Osvaldo PANDOLFO
opandolfo@hotmail.com
"Juan Pablo II, te quiere todo el Mundo".
Pocas veces hay una frase tan bien escogida, en este caso para su Santidad el Papa.
Las muestras de cariño, respeto, admiración, reconocimiento, tristeza, dolor, sentimiento y tantos otros adjetivos que se podrían mencionar, quedaron en evidencia en todo el mundo, una vez que se anunció la muerte de este gran personaje.
Las virtudes del Santo Padre fueron tantas que sería difícil enumerarlas, además ya se reprodujeron en una gran cantidad de artículos que se han publicado por diferentes personalidades y por todos los medios de comunicación colectiva del planeta.
Este cariño tan contagiante se lo fue ganando día a día no solo en el Vaticano, sino en sus 26 largos años como Pontífice, además rompió todos los esquemas de la mayoría de sus antecesores.
En sus 104 viajes y más de 150 países visitados demostró su enorme preocupación y su altísima capacidad para emitir sus mensajes, los cuales buscaban la paz y libertad del mundo, así como el bien de la humanidad, sobre todo de los más necesitados.
Dios le brindó a su representante en la Tierra una gran cantidad de atributos y un magnetismo especial que era realmente impresionante y que cautivó durante los últimos 26 años al mundo entero.
Un detalle especial del Santo Padre fue su preocupación y la prioridad que siempre brindó a la juventud, como hombre sabio que fue, tenía claro que este sector es de los más vulnerables y de los que más orientación necesitan.
A la juventud la tuvo presente hasta en sus últimos momentos de vida, enviándoles un mensaje pocas horas antes de fallecer.
Estoy seguro que desde el Cielo pudo observar con mucha alegría en su inolvidable despedida, tantos jóvenes no solo en la Plaza de San Pedro en Roma, sino en el mundo entero derramando lágrimas y orando por su descanso eterno.
Es digno de destacar también su humildad y lo demostró tanto en vida - donde inclusive reconoció los errores de la Iglesia - como en su muerte, donde pidió que su sepelio fuera muy sencillo, desde su féretro hasta la forma en que quiso que lo enterraran.
También lo buen deportista que fue, le permitió tener una fortaleza física, con la cual pudo superar desde un atentado hasta serios problemas de salud en los últimos años, hasta que Dios lo acogió en su Santo Seno.
Tantos lindos ejemplos que nos brindó esta gran persona, ojalá sirvan de motivación a toda la humanidad para ser cada día mejores.
Juan Pablo II, te seguiremos queriendo en todo el mundo.
|
