Napoleón Ulate cumplió 103 años ayer

"Yo me siento con toda la pata"

Bailarín y sin vicios, así ha sido su vida

Heredia.- Las celebraciones de ayer no se concentraron solo en Cartago. En Santo Domingo de Heredia también hubo un día muy especial para Napoleón Ulate, quien cumplió 103 años.

Con un gran espíritu de amabilidad, sin ningún vicio y con un gran amor a su familia y al baile, así es como ha vivido don Napoleón todos estos años, que para nadie es un secreto lo ha hecho de la mejor manera y siempre con una contagiosa sonrisa.

"El gran secreto de mi papá para mantenerse tantos años, es la vida que ha llevado: trabajador, bailarín y sin vicios como el cigarrillo y el licor", aseguró su hija, Leticia Ulate.

Don Napoleón comenzó a trabajar desde muy pequeño, después de la muerte de su madre.

Toda su vida fue cafetalero en los alrededores de Heredia, con una jornada de 5 a.m. a 7 p.m.

Se unió en matrimonio a sus 30 años con doña Emilia, y procreó junto a ella cuatro hijos.

"Gracias a Dios me topé con una buena mujer, eso me ayudo mucho en todos estos años de vida", dijo Ulate.

Don Napoleón ha vivido muchas cosas, sin embargo, el tiempo no lo ha hecho olvidar el 14 de marzo de 1926, cuando ocurrió la tragedia del río Virilla, que dejó una gran cantidad de muertos.

"Yo me encontraba con mi hermano cuando me avisaron que había pasado una tragedia en el Virilla, entonces corrimos a ayudar, fue muy triste ver eso: niños y mujeres tirados por todos lados, yo traté de ayudar en lo que pude", contó con nostalgia este domingueño, quien nació en 1902.

Don Napoleón también recordó los años de la guerra, en los que ayudaba a las personas a esconderse detrás de la madera que ponía a secar, y así las alejaba de cualquier peligro.

"Nunca me ha gustado la política, me gustaba más ayudar a la gente", aseveró don Napoleón.

Este gran bailarín de boleros y tangos, asegura que espera seguir al lado de sus familiares hasta que Dios decida.

"Yo ahora me siento con toda la pata y voy a seguir así hasta que se acuerde el de arriba".

Al dejar su casa, nos despidió con una sonrisa y un hasta luego.