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 Sucesos Martes 30 de agosto, 2005, San José, Costa Rica.
 

En Nicoya

Escolar muere víctima de atropello

No advirtió el peligro por problemas de audición

Julio PEÑA, corresponsal y Rodolfo MARTIN

Nicoya, Guanacaste. - El sueño del niño Cristian Alberto Guido Espinoza, de 13 años y vecino del barrio San Martín, de graduarse este año y poder asistir al colegio, se frustró la tarde del sábado anterior cuando un taxi lo arrolló cuando iba en su bicicleta.

Eran las 4.45 p.m. y estaba a 150 metros de su casa, Cristian por su condición de sordo mudo, no pudo advertir el peligro.

Además:

  • ¡Ayúdenme,. es mi hijo!
  • Aún con vida, fue asistido por su propio padre, Dagoberto Guido Lezama, un guarda de seguridad de la cervecería en Nicoya.

    El informe de la policía de tránsito señala que el atropello, "aparentemente se debió a una imprudencia". En el lugar quedó una huella de frenado de 40 metros. El menor presentaba múltiples fracturas en las piernas, costillas y una grave lesión en el cráneo. Del lugar fue trasladado al hospital de La Anexión, donde se iba a enviar vía área al Hospital Nacional de Niños, en San José.

    La falta de condiciones para volar en el campo de aterrizaje en Nicoya, ameritó llevarlo hasta el aeropuerto Daniel Oduber, en Liberia, pero el niño falleció cuando la ambulancia llegaba al lugar.

    En la escuela Leonidas Briceño lo recordaron con emoción y cariño por su problemas de audición y lenguaje.

    "Era un niño muy inteligente, muy capaz, con una gran capacidad para captar, además de educado y ordenado", dijo ayer su maestra Yadira Cortés, quien esperaba reunir a los estudiantes con sus padres, para explicarles que ya Cristian no estará más con ellos.

    Así lo veo

    Todos los días llegaba a la dirección a saludarme, su partida deja un gran vacío en esta escuela",

    Carlos Zúñiga, director.

    "Como este año se graduaba, ya se le estaba planeando con la familia la actividad, porque ése era uno de sus sueños",

    Yadira Cortés, especialista enseñanza especial.

    Foto: 1054618
    El padre y la abuela del niño, Dagoberto Guido y Adais Guido, ayer en su casa ,en el barrio San Martín de Nicoya. Hoy serán los funerales del menor.
    Julio Peña

    Foto: 1054617
    Cristian Alberto Guido era buen dibujante.
    Julio PEÑA

    ¡Ayúdenme,. es mi hijo!

    Cuando Dagoberto Guido Lezama, llegó al lugar del accidente, jamás se imaginó que se iba a encontrar agonizando a su hijo, Cristian. Eran las 4:45 p.m. del sábado, cuando Dagoberto terminó su jornada de trabajo como guarda en la cervecería en Nicoya. Mientras iba para su casa en el barrio San Martín, se detuvo a saludar a unos amigos, el reloj marcaba las 5 p.m., cuando a escasos 50 metros de donde estaban se escuchó un estruendo.

    "Se oyó un impacto muy fuerte, fue algo tremendo aquello y salimos corriendo a ver que pasaba, mi amigo se adelantó y llego primero, fue cuando me dijo: Dago es el hijo tuyo".

    Cristian acostumbraba viajar todos los días a la casa de su papá Dagoberto, distante unos 400 metros de donde él vivía con su mamá Paulina Espinoza. A las 5 p.m. regresaba a la casa de su madre, fue en ese recorrido que lo encontró la muerte. "Usted no se imagina lo que sentí cuando lo ví, estaba ensangrentado, tiraba tanta sangre que no sabía que hacer, solo atine a gritar: ¡ayúdenme, es mi hijo!".

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