Fundadora del Bazar de Sor MARÍA Romero Servidora en Navidad
35 años atrás, ella empezó un largo recorrido en favor de los más necesitados, continuando así la obra de Sor María Romero Neyssa M. CALVO ACHOY
Los pasillos de la Casa de María Auxiliadora, donde vivió la beata Sor María Romero, es el segundo hogar de Carmen de Raventós, a quien se le ve todos los años muy activa para tener listo a tiempo el bazar navideño para los pobres.
En esa actividad que empezó el miércoles y finalizó el viernes, se vende ropa y juguetes usados, en perfectas condiciones, a bajo precio para que puedan comprarlos la gente necesitada.
Los trajes enteros, dice doña Carmen, cuestan ¢200, y las blusas de mujer ¢50.
Su trabajo en el Bazar Navideño se inició hace 35 años, cuando sor María les pidió a ella y a otras 10 mujeres colaborar en esta tarea. Raventós es la única que todavía está viva de aquel grupo lleno de fe.
Doña Carmen tiene 64 años y una voluntad de acero, pues no hay poder humano que la detenga para hacer el bien a otros.
Esta fortaleza la heredó, quizá de la beata, a quien recuerda con admiración y gratitud.
Fue sor María Romero quien le enseñó a confiar en la virgen María Auxiliadora y en el "agua milagrosa" de la grieta.
La primera vez que puso un pie en la casa de la virgen, recuerda doña Carmen, fue para pedirle por la salud de su hija -en ese entonces de 9 meses- que solía enfermarse frecuentemente.
En esa época se decía que una "monjita llamada Sor María Romero atendía a la gente y la curaba con sus oraciones. Así que llevé a mi niña y al poco tiempo sanó".
Está mujer, oriunda de Guanacaste, se enamoró tanto del trabajo de las monjitas que lo convirtió en una vocación.
Tras la muerte de Sor María (el 7 de julio de 1977), la religiosa Laura Medal, fallecida hace 5 años, le pidió a doña Carmen seguir al mando de la obra del bazar.
Algunas veces ha sentido cierto temor de no tener suficiente mercadería para el bazar; sin embargo, hasta la fecha, nunca le ha faltado, pues son cientos los que llegan a donar algo para "sus pobres", como solía decir la beata.
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Alumna
Aprendió de Sor María Romero a tenerle fe a la virgen María Auxiliadora. La beata le enseñó a rezar la novena de la "Reina" para curar a su hija y a dar a manos llenas sin pedir nada a cambio.
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